Antonio García Gutiérrez, familiares y amigos

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El próximo 5 de julio se cumplen 208 años del nacimiento del escritor chiclanero Antonio García Gutiérrez. Su personalidad afable, y sincera; humilde y sencilla le procuró siempre nuevos amigos en cada una de sus etapas como autor

Este año nos anticipamos cuatro días al homenaje anual a nuestro querido poeta y dramaturgo, Antonio García Gutiérrez (Chiclana, 5 de julio de 1813-Madrid 26 de agosto de 1884). Esta vez recordando a la familia de nuestro vate y a su legión de amigos, muchos de los cuales son desconocidos por la inmensa mayoría de la ciudadanía del mismo modo que su familia nuclear. De esta sabemos que hacia 1841 casó con María del Carmen Martínez Zorrilla con la que tuvo dos hijos, Magdalena y Ricardo. Y tanto de este último como de su madre conocemos muy poco. En un tiempo indeterminado el matrimonio fracasó separándose ambos cónyuges. Permanecería ausente de la vida de don Antonio desde entonces. Incluso en la primera tumba donde reposaron los restos del vate en la Sacramental de san Lorenzo, no aparece su nombre, solo el de sus hijos. Unos meses más tarde del fallecimiento del poeta hallamos su nombre en la Gaceta de Madrid solicitando la correspondiente paga de viudedad de don Antonio. Y nada más. En cambio, de su hija Magdalena –“Lena” en la intimidad– que vivió durante años con su padre, las referencias y datos son más abundantes. Nació cuando nuestro poeta se hallaba en América y no llegó a conocerla hasta pasados cinco años, a su regreso a la península. Por unas cartas escritas en 1863 descubrimos que viajaron juntos a Bilbao y Castro Urdiales durante la primavera y el verano de aquel año. Era, como se suele decir, la “niña de sus ojos”. Una vez casada con Fernando Navarro fue a vivir con ellos a un hotelito –así llamaban por aquel tiempo en Madrid a una casita con jardín– de las Ventas del Espíritu Santo. En uno de ellos también vivía Gustavo Adolfo Bécquer con su hermano Valeriano con los cuales, don Antonio, no tuvo relaciones de amistad. Más tarde la familia se trasladó a la calle del Rey Francisco número 24, cuarto general derecha, y finalmente, a la calle de Fuencarral número 139, piso principal, actualmente 126, en donde fallecería rodeado de sus seis nietos –el benjamín, Antoñito, su predilecto– y del matrimonio, el 26 de agosto de 1884.

Hay pocos datos sobre su familia, a excepción de su hija Magdalena, “Lena”

Su personalidad afable, y sincera; humilde y sencilla le procuró siempre nuevos amigos. En cada una de sus etapas como autor fue dejando su impronta haciendo amigos por donde pasaba, intervenía o en donde era asidua o necesaria su presencia. En Madrid (1833) alejado de su familia y amigos de Cádiz, e incluso del anónimo compañero que le acompañó hasta la capital, frecuentó los cafés de Levante, el del Príncipe –“El parnesillo”– y el café Sólito. En ellos conoció a sus primeros amigos literatos: Espronceda (fue el primero en oír los versos de “El trovador”), Patricio de la Escosura y Ventura de la Vega (que le prestaría la levita tras el gran triunfo de “El trovador”). Larra, Hartzenbusch, Manuel Bretón de los Herreros, Antonio Ferrer del Río –uno de sus incondicionales– y Mariano Roca de Togores, marqués de Molins aumentaron la nómina de amigos después del éxito del drama. A estos se añadieron el actor principal, Carlos Latorre, que encarnó el papel de Manrique, Matilde Díez y Bárbara Lamadrid. Fallecidos Larra y Espronceda conoció a José de Zorrilla (1837), un caso de extraña amistad. Escribieron juntos el drama “Juan Dandolo” y después anduvieron un tiempo enfadados por unas declaraciones del vallisoletano, pero finalmente se reconciliaron. Del mismo modo escribió a cuatro manos con otros dramaturgos: Isidoro Gil, los hermanos Asquerinos, Miguel Agustín Príncipe y, Antonio Gil y Zárate. Frecuentó la amistad de actores y actrices como Julián Romea, Teodora Lamadrid, Antonio Vico, Manuel Catalina y José Valero.

El autor chiclanero reposa en Madrid junto a su amigo Espronceda

De su estancia en México, dejaría una pléyade de amigos entre los que sobresalen Justo Sierra O´Reilly, Vicente Calero Quintana, Luis Gutiérrez Zagargazú y el poeta Guillermo Prieto. Años después de su vuelta a España e inmerso en el mundo de la zarzuela hizo amistad con importantes músicos como los maestros Francisco Asenjo Barbieri, Salvador Ruiz o Emilio Arrieta –el más amigo de entre todos ellos– y la tiple Trinidad Ramos. En el Museo arqueológico, del que fue director, don Antonio hizo gran amistad con Juan de Dios de la Rada. Tampoco le faltaron amigos en el ámbito político. Estrecha amistad mantuvo hasta su muerte con Adelardo López Ayala, dramaturgo y político progresista –ministro y presidente del Congreso de los Diputados–, además de otros ministros del partido: Antonio Alcalá Galiano, Pascual Madoz y Salustiano Olózoga –líder del partido progresista–. Y del conservador, Francisco Romero Robledo –ministro en varios gobiernos–. Pero la amistad que durará hasta la eternidad es la de Espronceda. Ambos reposan juntos en una tumba del panteón de hombres ilustres de la asociación de escritores y artistas españoles en el cementerio madrileño de san Justo.

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