La Feria Internacional de Turismo es uno de los eventos que, tradicionalmente, ha supuesto un auténtico escaparate para las propuestas y evoluciones de nuestros pueblos y ciudades en clave turística. Un sector que ha demostrado ser vital para esta provincia y, más aún, en tiempos de adversidades.
Hubo un tiempo en el que las administraciones enviaban a más políticos que técnicos y especialistas para, supuestamente, intentar convencer al resto de lo interesante que era confiar o invertir en su municipio. Eran momentos donde los gastos que asumían los ayuntamientos y entes públicos por estar en FITUR rozaban la indecencia.
Muchos representantes institucionales iban a Ifema solo un rato de esos tres días, con el objetivo de, a través de los distintos medios de comunicación, dar fe de que habían estado allí. Luego ponían rumbo al Bernabeu, el Calderón o las fiestas más absurdas, cuando no lujuriosas, que se puedan imaginar.
Era una auténtica fauna en la selva del derroche con el dinero público. Pocos espacios representaron tan fielmente los excesos de ese tiempo como FITUR.
Afortunadamente, eso ha cambiado. La crisis hizo recuperar, también en este aspecto, la cordura. Así, desde hace años, las representaciones institucionales van con lo justo, en el momento adecuado y para respaldar realmente al destino.
Allí se hablará de turismo, pero este año también se va a hablar, y mucho, de política, de Vox, de lo materializado en este último mes y medio. El cataclismo político ocurrido en Andalucía dará para bastantes corrillos. Muchos se confesarán miedos y todos se conjurarán contra el destino ante la llegada de nuevos comicios. Aunque el destino no es un punto en el camino, sino una forma diferente de ver las cosas y cómo se suceden. Ya veremos.
José Antono Medina / Editor El Periódico de Chiclana