La novela «Los amores de un loco» es una de las últimas donaciones recibidas por el Museo de Chiclana
Artículo por: Jesús Romero
Dos tipos de piezas encuentra el visitante del Museo de Chiclana cuando recorre sus espacios expositivos tanto permanentes como temporales: piezas cedidas por un tiempo (cesiones que pueden tener fecha de vencimiento concreta o cesiones realizadas sine die) y piezas que pertenecen a los fondos propios del Museo. Entre estas últimas, dos son las fuentes que la nutren: la adquisición directa de las mismas por parte del Museo o las que, por donación, han pasado a ser parte de los fondos del mismo. Así, de un modo o de otro, se conforma y crece la Colección del Museo de Chiclana al igual que la de tantos otros.
No son pocas las personas que se han desprendido de piezas a las que sentían cierto apego, pensando que su lugar es, para general disfrute, el Museo de nuestra ciudad. Estas donaciones han recibido el agradecimiento público en varias ocasiones.
Miguel González, en nombre de la Fundación Vipren, donó esta pieza
Hace unos días, recibíamos con gratitud una pieza de especial interés para los amantes de la Historia de Chiclana. Pues si bien esta dice de sí misma, dice mucho también acerca de nuestra ciudad. En palabras del donante, Miguel González Saucedo -que hizo entrega de la misma en nombre de la Fundación Vipren-, se trataría de “la más antigua obra impresa en nuestra ciudad de la que tenemos a día de hoy constancia”. Insistió en este detalle porque quiso ser en todo momento prudente.
Se trata de la novela Los amores de un loco, escrita originalmente en francés -aunque esta edición ofrece su traducción al español (por un traductor que firma con las iniciales L. F.)- por Javier de Montepín, o sea, Xavier Henri Aymon Perrin -que así se llamaba-, conde de Montepín -que tal era-.
Montepín (Apremont (Alto Saona), 1823 – París, 1902), fue un prolífico novelista francés, autor de folletines de enorme éxito -obras que lo hicieron enormemente popular- y de dramas, muy populares también. Fue uno de los autores más vendidos del siglo XIX. Sirva de ejemplo para cuanto acabamos de decir que su obra La Porteuse de pain, publicada entre 1889 y 1889, fue adaptada al teatro, al cine, incluso a la televisión, dato este que constata no sólo la popularidad del autor en su tiempo, sino su vigencia todavía tanto tiempo después.
Probablemente se trate de la más antigua obra impresa en nuestra ciudad
Pero no sólo de sí y de Montepín habla este libro. Habla también de nuestra ciudad, pues como se hace constar en las portadas de los tres tomos que este volumen único contiene -pues vienen encuadernados juntas las tres entregas de esta novela-, la obra fue impresa aquí mismo, en Chiclana, en la imprenta de D. Manuel Lozano, sita en el número treinta y dos de la Calle de la Vega. Y aquí todo el mundo sabe de la vinculación de la popular calle de la Vega con el mundo de la imprenta y de los libros pues hasta hace muy poco hubo imprenta -la de Navarro que, hoy librería, mantiene abierta una interesante labor editora también- en esa misma calle, la de 5 de marzo de 1811, o sea: la calle de la Vega de toda la vida de varias generaciones. Un libro que nos cuenta una historia (story), sí, pero que nos habla también de la Historia (history), de la nuestra.
Esta pieza constata que en 1850 había una imprenta en la ciudad
El hecho, que esta pieza constata, de que en 1850 hubiera imprenta que publicaba libros -de autores relevantes de la época, con calidad de papel, con calidad tipográfica,…- en Chiclana nos invita a repensar tiempos pasados que suponíamos casi un erial en lo que a la cultura libresca se refiere. Igual el éxito de García Gutiérrez, en plena madurez creativa por esos años, animaba también aquí la cosa. Casi prolongación, por cierto, de la calle de la Vega, la calle que hoy lleva el nombre de nuestro insigne poeta y que entonces se llamaba calle Comedias, como bien nos recordaron -o, como es mi caso, nos hicieron saber- en su interesante libro sobre las calles y plazas de Chiclana Manuel Meléndez y Francisco Javier Yeste.