Se trataba de hacer un inventario, conocer y averiguar todos los datos posibles de las riquezas de los españoles
Durante el breve reinado de Fernando VI (Madrid, 1746-Villaviciosa de Odón, 1759), un periodo de paz no exento de intrigas entre países, sobre todo de Inglaterra, tendrá lugar un hecho que ha marcado la historia de fiscalidad en España: el “Catastro del marqués de la Ensenada”. Una herramienta expecional en nuestra historia de una de los grandes hombres del Siglo de las Luces: Zenón de Somodevilla y Bengoechea (1702-1781), I marqués de la Ensenada. Ostentó diferentes secretariados ministeriales: Hacienda, de Guerra y Marina y de Indias en el periodo reformista borbónico cuando parecía que el reino entraba en una etapa de racionalidad y política de progreso.
En Chiclana, este proceso dio comienzo en el mes de agosto de 1.751
En este contexto se desarrrolla la gran labor realizada por los intendentes y funcionarios de la Corona de Castilla dedicados a recopilar los datos de los reinos que lo componían. Fuera de él quedaron la Corona de Aragón, el reino de Valencia, Navarra y los señoríos vascos.
El ambicioso proyecto superaba al primer catastro de 1714. Se trataba de hacer un inventario, conocer y averiguar todos los datos posibles de las riquezas de los españoles del reino de Castilla: número de personas, riqueza rústica y urbana, oficios… La idea era sustituir las llamadas “Rentas Provinciales” por una “Única contribución”, con equidad y más justa. Lo que se pretendía, una vez conocido los bienes de cada persona, que cada cual pagase equitativamente por su riqueza inmobilibaria rústica y urbana a la Hacienda del Estado, incluyendo –dato importante– en ellas a las clases privilegiadas. La reforma fiscal tuvo muchos detractores entre los que ostentaban el poder socio-económico y fue una de las causas de la caída en desgracia del marqués. Como era de esperar no se llevó a la práctica. La historia y la actualdiad nos revelan lo complicado que ha sido el tema fiscal en nuestro país, pues a pesar de que aún no existían lejanos paraísos fiscales, los caudales, entonces, se guardaban en Francia.
Se pretendía que cada cual pagase equitativamente por su riqueza
Las Respuestas Generales al “Interrogatorio” que tenían que contestar, bajo juramento “las Justicias y demás personas” que tendrían que comparecer ante los intendentes en cada pueblo se hallan en el Archivo General de Simancas. Actualmente se pueden consultar en el Portal de Archivos Españoles PARES.
Así comienza el de Chiclana: “En la Villa de Chiclana a nueve de Agosto de mil setecientos cincuenta y un años dadas la ocho de la mañana concurrieron a la Posada del Sr. Dn. Francisco Antonio de Villasotta Juez de estas diligencias en virtud de particular orden de S. M. Dn. Alonso Valdes y Saabedra Corregidor, Dn Bartholome Gomez Maldonado Vicario, Dn Joseph Melendez Maldonado uno de los Alcaldes ordinario Dn Francisco Molina Carniego, y Dn Pablo Aguado de Rojas Regidores Diputados y Dn Bernardo Suazo y Sepulveda, Escrivano de Cavildo de esa Villa, quien manifestaron tener nombrados por Peritos para que satisfagan a las preguntas generales, Don Cristoval Paulino Fernandez Vallesteros, Dn Diego Sanchez Toledo y dn Francisco Garcia, personas de la mejor opinión y mejor inteligencia en los particulares que comprende el Capitulo quarto de la R. ordenanza y que de todos a excepcion del Vicario y Corregidor por mi precencia fue recivido juramento que hicieron á Dios y a una Cruz según derecho, y haviendo vajo de el ofrecido decir verdad se les preguntó al tenor de los Articulos del interrogatorio que antezede y a cada uno respondieron lo que sigue”.
Antes de comenzar las preguntas se halla dibujado un sencillo plano del término municipal. Posiblemente de mayor superficie de la actual por los diferentes cambios en los amojonamientos a lo largo de los años. Las primera pregunta es la referida a cómo se llama el nombre de la población: “Chiclana de la Frontera”. Si es de realengo o señorío: “…pertenece al Excmo. Sr. Duque de Medina Sidonia y le pertenecen las Alcavalas de quanto se vende en ella y su termino por mayor y menor, cuyo rendimiento según cuentas de quinquenio (…) importo en cada uno de los años cuarenta mil novezientos setenta y nueve reales y onze maravedies. Las tercias decimales produjeron en la renta de maravedies quatro mil cuatrocientos ocho Rs. y treinta maravedis. La de Aceyte cuarenta arrovas y cuarenta y cinco Pamillas. La de trigo ciento cuarenta y siete fanegas seis almudes y tres quartos. Y la de Cevada treinta y tres fanegas, un almud y dos quartillos”.
Preguntado por las especies que se cultivan en la tierra y que se hallan en el término dijeron: “Viñas, olivares, pinares, frutales y en las margenes y regueras de las huertas y viñas, higueras, granados y membrillos”. Cuántas calidades tiene la tierra: “Se reducen á buena, mediana e inferior a excepción de las que estan plantadas las huertas porque todas son de la primera calidad mediante el conyinuo veneficio que se les haze”.
Así, los intendentes, iban anotando todas las respuetas hasta completar el número de cuarenta. En un próximo artículo continuaremos resumiendo el resto de ellas.