Juan Luis Iglesias. Director de 8 Tv Chiclana
La profesión va de mal en peor. Me van a permitir ustedes, que en esta columna, hoy nos miremos el ombligo y entonemos el “mea culpa” quienes vivimos de informar, que no de opinar, porque esto no deja ni un céntimo. El periodismo ha recibido un “zas” en toda la boca con la revolución tecnológica, pero ha supuesto además, un espaldarazo para otras formas de comunicar, igualmente atractivas, pero nefastamente utilizadas en algunos casos.
Me considero un profesional de la vieja escuela, de los que cree que para contar una buena historia, hacen falta muchos puntos de vista, pero la velocidad a la que trabajamos cada día, eso se convierte en una quimera. No me interesa la basura periodística que se oferta en medios hasta ahora tradicionalmente “serios” que en las redes sociales emplean titulares llamativos eimpactantes, para sumar “impactos” y así recaudar dinero en las RSS. No me interesa eso, porque tengo un absoluto respeto al lector, oyente o televidente, que es el que al final decide interesarse por lo que le cuentas.
Si tratas de venderle alguna moto o manipularle, lo acabará sabiendo, y eso será tu muerte. Pero vuelvo a donde lo dejé. Soy de los que me gustan las historias contadas, narradas, escritas con calidad, con rigor, pero sobre todo sinceras, brutalmente claras. Prescindo de lo políticamente correcto, porque siempre tiene una pátina de manipulación apestosa y no se engañen, eso no es información, es propaganda. Usted, paciente lector, debe exigir que le informen, que le den las claves de la historia, lo necesario para entender qué pasa en su ciudad, en su pueblo o donde quiera que esté.
No acepte “buenísmos” ni almíbar en exceso en un titular o en un pie de foto, porque le están engañando. En este gremio hay mentirosos, honrados, chapuceros y gente seria, como en todas partes, pero va siendo hora que nos demos cuenta que los tiempos han cambiado. Para bien y para mal, y conviene que los que nos dedicamos a esto no lo olvidemos.