El premio +Mérito a la Mejor Labor Social, viene a refrendar la labor de esta institución que cumple 25 años de presencia en Chiclana ayudando a los enfermos de VIH
El 26 de septiembre de 1996 el Hogar Gerasa abría sus puertas en Chiclana, convirtiéndose en una de las primeras casas de acogida para enfermos de SIDA que se crearon en Andalucía.
Un proyecto que, recuerda Trinidad Merino, presidenta de la Asociación Gerasa, «nació gracias a la labor de personas como Juana Vallejo, Carmen García, Antonio Bascuñana o Antonio Vergara entre otros. Personal sanitario del Hospital Puerta del Mar que veían como a las unidades de infecciosos de los hospitales públicos de la bahía de Cádiz llegaban enfermos de SIDA a los que nadie quería atender. Personas que no tenían dónde ir y que necesitaban un lugar donde pudieran ser atendidos correctamente, recibieran un tratamiento integral y, además, encontraran una casa. Un hogar. Gracias al trabajo de Juana Vallejo y a la colaboración del entonces alcalde, Manuel Jiménez Barrios pudimos establecernos en Chiclana y poner en marcha aquí el Hogar Gerasa».
Un millar de personas han pasado por Gerasa desde su fundación en 1996
En aquellos años, recuerda Trinidad Merino, «el miedo hacia esta enfermedad, sobre todo por desconocimiento, hizo que muchas personas se opusieran a poner en funcionamiento un centro como Gerasa en su vecindario. Algo que, afortunadamente, ya no ocurre en la actualidad y ese temor ha ido desapareciendo».
Hoy, 25 años después, Gerasa ha atendido a casi un millar de personas y ha proporcionado más de 220.000 estancias y atenciones a estos enfermos, «dándoles, junto con las Hijas de la Caridad, sin cuyo trabajo este centro no sería posible, todos los cuidados necesarios, tanto a nivel físico como sicológico y social» y, recalca Trinidad Merino, «ofreciendo amor y respeto y procurando darles una vida digna».
En este sentido, señala que «los enfermos de VIH-SIDA siguen existiendo, aunque hoy oigamos hablar más de otras enfermedades y tenemos una gran demanda de las 27 camas de que disponemos y cuando una queda libre rápidamente se cubre», añadiendo que en la actualidad, «el VIH se está extendiendo más entre las personas heterosexuales», recalcando que «es una enfermedad que afecta a personas de todas las edades, nosotros tenemos pacientes entre los 18 y los 94 años, aunque el perfil medio de quienes están aquí ingresados sería el de un hombre de entre 52 y 53 años».
Unos pacientes cuyo principal problema «no es ya el VIH, porque que la medicina ha conseguido que sea una enfermedad crónica y con un tratamiento farmacológico, que les permiten alargar su esperanza de vida y eliminar su posibilidad de contagiar, sino la marginación social debido al estigma que aún hoy en día supone esta enfermedad y la drogodependencia asociada y que hace que hace sean especialmente vulnerables. Por eso, aquí les damos compañía, tratamiento para superar su adicción y buscar una salida a su situación económica».