Este viernes, a las 00,00 horas, comienza una nueva campaña electoral de cara a las elecciones generales del 10 de noviembre. Una campaña que a golpe de vista tiene dos características destacadas. Es más corta de lo normal y es la menos deseada por todos, pues supone el reconocimiento de la incapacidad de los políticos para llegar a acuerdos que hubiesen permitido la formación de un gobierno en España.
Una campaña en la que sin duda alguna oiremos propuestas de todo tipo por parte de los partidos políticos de cara a conseguir nuestro voto. En este mercado persa de promesas, sería bueno que estas formaciones nos dijeran qué van a hacer con nuestro voto. Si van a mantener el bloqueo parlamentario o, en un gesto que les honraría, van a permitir que quien obtenga mayor apoyo pueda formar gobierno. Luego ya llegará la hora de negociar las nuevas leyes y medidas. Pero primero tener un gobierno. Esa es la cuestión que ahora mismo más preocupa a un electorado que duda entre ir a votar o quedarse en casa y engrosar el porcentaje de la abstención. Con unas encuestas que, en líneas generales, predicen unos resultados similares a los obtenidos en las anteriores elecciones del pasado 28 de abril, saber si existe voluntad de pacto es esencial.
La probabilidad de una recesión económica en el horizonte próximo, la situación de violencia en Cataluña, el futuro de las pensiones o la salida del Reino Unido de la Unión Europea son razones más que suficientes para que España tenga por fin un gobierno al que se le pueda quitar el calificativo de «en funciones», y que sea capaz de adoptar las medidas necesarias para el futuro de nuestro país. Por ello, por mucho que el hartazgo ciudadano sea un hecho, es necesario que el 10 de noviembre acudamos a las urnas a depositar nuestro voto.