El Museo acoge una muestra fotográfica que recoge los oficios de la Chiclana del pasado
Más o menos acabadas las vacaciones en el Museo -del Museo, no, que no las tiene (para esto están los turnos, la rotación)-, volvemos/seguimos y afrontamos el curso, el primer trimestre del curso escolar, el último de 2022 para nosotros, el otoño en fin.
Y lo hacemos -aparte otras actividades- ofertando dos nuevas Exposiciones Temporales que vienen a sumarse a la de Kapry y a la de Marilyn: “de Vincent a Theo. Una fraternidad ilustrada” y “Gente daquí II. Oficios”.
«Gente daquí» es una iniciativa de Paco Montiel, de Fotos de Chiclana
Concebida como el primer monográfico a partir de aquella primera entrega general de “Gente daquí” que, de la mano de Paco Montiel -y con la ayuda impagable (e impagada) de Juan Foncubierta-, inauguramos en el Museo hace un par de años, esta entrega subtitulada “Oficios” nos lleva a la Chiclana de hace cincuenta, sesenta, setenta años. Un viaje a la memoria de lo que fuimos apenas ayer a través de lo que entonces hacíamos, para entender, en parte al menos,nuestro quehacer y nuestro queser presentes.
En las páginas de la célebre obra de Yourcenar, nos recuerda Adriano que, no siendo por naturaleza un hombre sereno, acabó alcanzando serenidad a fuerza de aparentarla.
Y es que conviene no olvidar que, aunque sostenía Aristóteles que uno hace según es, según su naturaleza, y que la cabra, en fin, tira al monte -él decía más exactamente “la acción sigue al ser”-, es el mismo pensador el que acabó reconociendo que a fuerza de hacer también uno acaba siendo, o sea, que “la costumbre -así lo decía- es una segunda naturaleza” y que somos, al fin y al cabo -condicionantes incluidos- autores de nosotros mismos.
La muestra permanecerá abierta hasta finales de noviembre
Al ser humano, nos recordaba Heidegger, el ser no le viene dado por naturaleza -Ortega afirmaba incluso que ni la teníamos-, sino que le viene dado como tarea, con lo cual el ser y el hacer aparecen indisociablemente unidos en su concepción del ser humano también. En el quehacer, nos hacemos. Según muchos, en el trabajo. Aunque no descartan que más bien nos hace y nos define el ocio, que trabajar, trabaja uno en lo que puede, en lo que va saliendo y mientras dura.
De ser cierto esto de hacernos/de ser a través del trabajo, esta exposición sobre los oficios, es una exposición no sólo sobre lo hacemos, sino sobre lo que, haciendo, nos hace, sobre lo que somos.
La exposición es un viaje a la memoria del pasado reciente de Chiclana
Si las cosas son así, entonces esta exposición sobre los oficios deviene exposición sobre nuestra identidad. No sólo la de cada cual a título individual, sino -como bien observa Juan Pedro Marín, comisario de la muestra- la de de todos juntos -no mera suma de individualidades yuxtapuestas-, la colectiva, la identidad del pueblo que juntos conformamos.
Es verdad que, centrada esta exposición en los más tradicionales sobre todos, no están todos los oficios que fueron y que -aunque de otro modo-siguen siendo. De aquí que no se subtitule “los oficios” esta exposición, sino, más modestamente, “oficios”. Pero como amplio botón de muestra tampoco está mal. La pesca -¡la almadraba!-, el campo -no sólo viñedos-, la alimentación -desde quienes cultivan hasta el tendero de la esquina-, la peluquería -barberos de entonces incluidos-, la fábrica -casi en singular-, telefonía, transportes,… Y aquellos trabajos de casa -actualización sin fin del cansino trajín de Sísifo- sin remuneración y sin vacaciones,….
Y hay más, mucho más. Y habrá -confiamos- otras ocasiones.