Es una sensación extraña, supongo que coincidirán conmigo queridos lectores, la de poder respirar a pleno pulmón en la calle sin la intermediación de la dichosa mascarilla. Admito que me cuesta hacerlo, si acaso me habré permitido este lujo paseando en una zona alejada del centro de la ciudad, quizás cuando cruzaba a solas el puente sobre el Iro, pero admito que es gratificante.
Es cierto que continúan llegando noticias de nuevas variantes del virus, alarmantes casos de contagios en desaprensivos que organizaron un viaje conjunto de media centena de personas, como si aquí no hubiera pasado nada, pero también sabemos que la población más sensible se encuentra a priori a cubierto y que todos merecemos un descanso.
Así pues, en Chiclana, que somos muy de hacer los deberes, hemos dispuesto todas las cartas sobre la mesa para acoger como merecen a nuestros queridos visitantes, a los forasteros, como se les llama aún en el Hogar de Mayores San Antonio. Nuestras playas son siempre las primeras de la provincia en prestar servicios, nuestros hoteleros han hecho todos sus deberes y la hostelería, liberada de ciertas ataduras, se dispone a rentabilizar ¡por fín! el verano.
Y vuelve la música a Sacti Petri. A principios de Julio, y con Loquillo como maestro de ceremonias, llega una de las más exitosas apuestas turísticas de Chiclana de los últimos años, el Concert Music Festival. Entiendo que con menor aforo, con mil medidas preventivas, pero me agrada saber que la música vuelve a nuestra localidad. En el cartel de todo un poco, pero sobre todo mucha música en español, un merecido homenaje para todos los que hemos sufrido la pandemia en la proximidad.
A esta edición, se suma ya anuncio de artistas que podrán asomarse a tocar frente al templo de Hércules. Así se confirman Marc Antony, Il Divo, Maluma, Andrés Calamaro, Sting o Fangoria (inevitablemente acompañadas por Nacys Rubias, una grotesca burla musical), y con ellos se confirma la longevidad de un evento que empieza a ser imitado por ciudades de toda la bahía de Cádiz.
Comenzamos a respirar, de manera pudorosa, si, con nuestras legítimas reservas, pero no podemos perder proa a la normalidad que, en nuestro caso, pasa por apoyar al sector que da de comer a uno de cada dos chiclaneros, el turismo.
Artículo de Félix Alonso del Real