jueves, marzo 28, 2024
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El conde Maule y la antigua ermita de La Soledad

Todo indica que la primera ermita dedicada a Nuestra Señora de la Soledad posiblemente se construyó en el siglo XVI

El pasado día 16 de enero del presente, en la fachada principal de la iglesia de la Soledad, se colocó un bello mosaico en recuerdo a la antigua denominación del camino de la Soledad.

La antigüedad de este nombre debemos relacionarla con la construcción de la primera ermita dedicada a Nuestra Señora de la Soledad. Aunque faltan datos que lo corroboren, todo indica que posiblemente se construyó en el siglo XVI.

Durante los siglos XVII y XVIII, la población de Chiclana estaba compuesta por los naturales de la villa y los provenientes de la capital que pasaban largas temporadas en el pueblo. Entre estos últimos, había comerciantes de la Carrera de Indias que tenían su segunda residencia en la villa. Algunos de estos tenían gran devoción a la Virgen de la Soledad. Así tenemos constancia de un matrimonio residente en Cádiz y hacendado en Chiclana que, en el año 1642, aparecen como patronos de la capilla, dejando unos caudales para su reedificación, tal como indica el siguiente párrafo de los protocolos de Chiclana, ante el notario Lerma: “María de Alcazar, mujer de Fausto Sáenz de Urbizo deja para reedificar la Ermita de la Soledad un censo sobre sus casas principales y tiendas en Cádiz, dice que es patrona de la Ermita de la Soledad […]”.

En julio de 1805 se cerró la ermita ante el estado ruinoso que presentaba

Más adelante en el año 1646, ante el mismo notario añade: “María Alcázar mujer de Fausto Sáenz de Urbizo: dijo que Juan Galindo el Bueno, su primer esposo, y ella eran patronos de la ermita de la Soledad, e impone de nuevo a 4 reales las misas que antes eran de 3 de todos los viernes en la Soledad, que impuso sobre sus casas en Cádiz esquina a la calle Nueva […]”.

Este párrafo, que hace alusión a las misas celebradas los viernes en la Soledad, puede ser el origen de visitar en ese día su capilla.

En el camino de la Soledad, antes de llegar a la iglesia, se encuentra un pequeña capillita dedicada a “Nuestro Padre Jesús del Camino”. Del pequeño humilladero que destaca por su cúpula de media naranja, tenemos algunos datos que confirman que fue mandado construir por las R.R. M.M Agustinas del convento de Jesús Nazareno, que recibieron en donación el sitio de dicha ermita, como vemos en el documento realizado en el año 1678, ante el notario Juan Cebada, que dice lo siguiente: “D. Antonio de Olmedo y Ormaza y Dª Mariana de Eguiluz , la madre de esta Dª Catalina Rendón viuda del capitán Sebastián de Eguiluz donan a estas monjas tierras con 14 olivos que están señaladas junto a la huerta postrera cerca de la ermita de la Soledad, linde camino que va a las huertas y a la ermita por vendaval; por norte camino que va al molino nuevo de Santa Cruz; por poniente olivar que les queda, y hace una punta donde se dividen los dos caminos y se está haciendo pared de mampostería, y se obligan a hacer una vigilia y misa cantada el día después de San Sebastián.

Las obras de reedificación se cuantificaron en 16.000 reales

También, en el año 1642, tenemos los primeros datos de una cofradía fundada en el antiguo convento de San Agustín, titulada “Hermandad del Santo Entierro de Cristo y su Santísima Madre de la Soledad”, conocida entonces como el “Santo Entierro del Convento”, que nada tiene que ver con la actual hermandad que se creó como tal, en los años cuarenta del pasado siglo XX.

La antigua cofradía fundada en el Barrio Nuevo de la que tenemos alguna documentación, languideció y desapareció definitivamente en el año 1810, quedando sus imágenes colocadas en la capilla del Santo Cristo de la Vera-Cruz, donde aún permanecen.
A partir de la fundación de esta desaparecida hermandad, la ciudadanía, para distinguir una u otra imagen con la advocación de “Soledad”, denominó a la que estaba en la capilla a las afuera de la villa, “Soledad del Campo”, cuya devoción estaba mucho más arraigada y es el motivo de este artículo.

Sabemos que la imagen de “la Soledad del Campo” era traída en procesión a Chiclana, a veces para hacerle novenarios en petición de la lluvia y otras para rendirle culto.
El documento más importante relacionado con la antigua ermita de la Soledad, lo encontramos en el Archivo Diocesano de Cádiz en la documentación correspondiente al obispo D. Francisco Javier de Utrera, fechados en el año 1805, cuyos datos han sido facilitados por el sacerdote D. Juan Luis Roquette Gaona.

En el mes de julio del mencionado año, el obispo Utrera, ante el lamentable estado ruinoso que presentaba la ermita de la Soledad, decidió cerrarla y trasladar la imagen titular al pueblo. Durante muchos años del siglo XVIII, la conservación del edificio estuvo a cargo de la familia “Brun”, residente en Cádiz y hacendada en Chiclana. La capilla pertenecía a la jurisdicción de la Parroquia de San Juan Bautista y el sacerdote encargado de los oficios religiosos en ella, era D. Juan Morales, cura teniente de la Iglesia Mayor.

En el año 1805, uno de los devotos más conocidos de Nuestra Señora de la Soledad, era D. Nicolás de la Cruz Bahamonde “Conde Maule”, gran benefactor de la Iglesia Mayor y de la Capilla de la Soledad como veremos a continuación.

Cosme Velázquez fue el encargado de dirigir las obras de reedificación

Éste, al ver el estado ruinoso que presentaba la ermita, a instancia del cura Morales, se propuso junto con D. José Brun y D. Gonzalo Orea, comerciantes residentes en Cádiz, reedificarla, dejando solo los muros que serían reforzados y aumentados en altura. Para ello el conde aportó 8.000 reales, el Sr. Brun dio 7.000 y el Sr. Orea, 750 reales.

Dispusieron que las obras fueran dirigidas por D. Cosme Velázquez, director de la Escuela de Nobles Artes de Cádiz y a la que también pertenecía el Conde Maule, que ostentaba el cargo de presidente.

Diremos que Cosme Velázquez fue el autor de los ángeles mancebos y escudo del frontón de la fachada principal de la Iglesia Mayor.

Don Cosme, después de visitar la ruinosa ermita, dibujo unos planos donde añadió, una sacristía detrás del altar de Nuestra Señora y pidió por la dirección de las obras 30.000 reales de vellón que, finalmente, quedaron en 16.000, después de una negociación con el Conde Maule.

De los documentos pertenecientes a esta rehabilitación de la ermita de la Soledad hemos transcrito por su importancia las dos cartas dirigida por D. Nicolás de la Cruz al Sr. obispo.
La primera con fecha del día 5 de julio de 1805 que dice así:
“Ilmo. Sr. En vista del mal estado en que se halla la Ermita de la Soledad de Chiclana, amenazando ruina, nos hemos propuesto con D. José Brun repararla. Yo he destinado ocho mil reales de vellón: D. José Brun siete mil: y D. Gonzalo Orea ha ofrecido contribuir con setecientos cincuenta reales.

Deseando que la obra fuese solida, de mejor vista y que también se hiciese una sacristía a espalda de su altar, independiente de la ermitera; dispuse que fuese a reconocerla D. Cosme Velázquez director de la Academia de Bellas Artes, el cual ha estado en Chiclana dos veces observándola escrupulosamente, y ha formado un bello modelo diseñando lo que se podría hacer».

A lo largo de su trayectoria ha sido reedificada tres veces

En la segunda carta enviada por Nicolás de la Cruz, fechada el día 9 de julio de 1805, escribe lo siguiente:

“Ilmo. Sr. Muy Sr. mío: Al instante que recibí la de V.S. mandé llamar a D. Cosme Velázquez el cual instruido de que hay una persona que se compromete en esa villa a hacer poner al pie de la obra los materiales necesarios de su término, y las maderas que se desembarquen en el molino de Sta. Cruz; por el ahorro de estos acarreos, ha convenido en hacer la obra por los dieciséis mil reales que tenía prevenido a V.S.I».

«Su forma interior es de bóveda: esta debe hacerse de madera, pero las pilastras hasta los arranques de la bóveda de material que refuerce alguna cosa el mismo, y no estreche mucho el claro de la capilla para que el cielo no quede demasiado bajo, se levantaran las paredes alguna cosa; y así para su ventilación quedará un huevo entre el techo y la parte superior de la bóveda, con una claraboya en la portada».

El contrato de las obras incluía la obligación de «darla blanqueada»

«El contrato se reduce a que ha de dar la obra finalizada con sus puertas y ventanas por los 16.000 reales indicados: esto es una tercera parte antes de comenzar la obra, otra tercia a la mitad de ella, y la otra a su conclusión. Cuando extienda el contrato añadiré la obligación en que se constituye de darla blanqueada».

Además de la reedificación de la ermita de la Soledad, se había creado una nueva junta de obras para concluir la Iglesia Mayor y el proyecto de canalización del río estaba muy avanzado al igual que el camino por tierra para unir Chiclana con la Isla de León hasta llegar a Cádiz.

Para concluir, los documentos expuestos sobre la capilla de la Soledad nos dicen que, a lo largo de la historia, ha sido reedificada tres veces: en el año 1642, en 1805 y el año 1996.

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