Arban se convirtió el 1 de enero de 1848 en la primera persona en llegar en globo a Chiclana
Desde que, a finales del siglo XVIII, los hermanos Montgolfier inventaron el globo aerostático propulsado por aire caliente habían pasado más de cincuenta años. Su progresión y desarrollo había sido espectacular. Los nuevos globos se cargaban con gas pobre y ascendían a mayor altura recorriendo mayores distancias.
El aterrizaje tuvo lugar en la zona de Las Menuditas en una jornada de fiesta
A mediados de diciembre de 1847 llegó a Cádiz el francés François Arban acompañado de su esposa, madame Marie Bertran de Senges. Era un elegante caballero, fino en modales, más científico que aventurero que venía para ofrecer a la ciudad uno de los espectáculos de moda de la época: las ascensiones en globo. Monsieur Arban experto en esas lides había visitado con anterioridad: Madrid, Barcelona y Sevilla.
Para la ascensión necesitaba un permiso oficial del Jefe Superior Político –Gobernador civil o Subdelegado del Gobierno en la actualidad–. Si era autorizada, se procedía a enviar oficios a los alcaldes de las ciudades y villas por donde pasaría o descendería el globo, y también a la Guardia Civil, a fin de proporcionarle la protección y el socorro necesario al aeronauta –que llevaba, entre otros útiles, dos pistolas en su cesta– en el caso de que fuese asaltado por bandidos o malhechores al descender en un lugar agreste o inhóspito lejano de la civilización, pero también por gente inculta o supersticiosa. El espectáculo en Cádiz fue autorizado para realizar las ascensiones solicitadas al Jefe Superior Político. Además, consta en el Archivo Histórico Provincial de Cádiz, un documento de fecha 16 de diciembre de 1847 del alcalde de Cádiz, en el que ruega se le preste auxilio al Mr. Arban cuando descendiese del globo. Diez días después, el 26 de diciembre, tiene lugar el primer vuelo. Partió desde la plaza de toros en un ambiente festivo y alegre. El viento de poniente desplazó al globo en dirección a Medina Sidonia llegando hasta Los Barrios. Varios días después, el 29, regresó de nuevo a Cádiz. Posiblemente en este viaje le acompañó su esposa. Precisamente de ella existe documentación expresa de sus ascensiones dos años más tarde. Lo podemos leer en “El documento destacado” del Archivo Histórico Provincial de Cádiz, intitulado: “Una pionera de la aerostación, Madame Bertran de Senges en Cádiz (1850)” editado por la Consejería de Cultura. Marzo-Abril, 2019.
Fue llevado en volandas por los chiclaneros hasta la Alameda del Río
La siguiente ascensión es la que nos atañe como chiclaneros. El 1 de enero de 1848, Arban cruzó la bahía en su globo y llegó hasta Chiclana descendiendo en la zona de Las Menuditas. Muy al contrario que en otros lugares el aeronauta fue llevado, como solemos decir por aquí, “en volanda”, desde el sitio del descendimiento hasta el centro de la villa; al lugar de ocio y recreo de sus vecinos: la alameda del río. El alcalde envió escrito al Jefe Superior Político y éste no tardó en agradecerle a él y al pueblo de Chiclana, la calurosa acogida. Así, en la sesión ordinaria de Cabildo correspondiente al día 6 de enero de 1848, presidida por su alcalde Julián Juderías, se leyó un oficio del Jefe Superior Político dando gracias al Sor. Alcalde y habitantes de esta Villa por la buena acojida que tuvo el aereonauta Mr. Arban el dia de su descensión en primero del corriente, y el Ayuntamiento acordó quedar enterado y que se consigne en esta acta que el referido aereoanuta salió de la Plaza de Cadiz, cerca de las tres de la tarde y descendió en esta Villa al sitio de las Menuditas y pago del Aguila a un cuarto de legua al Sur de esta población á las cuatro menos diez minutos de la misma y que tubo tan feliz acogida de estos habitantes que fue traido dentro de la canasta y el globo ondeando por los aires atravesando en mayor parte de la población hasta la alameda de la orilla del Rio donde desahogó el referido Globo y que fue ospedado en casa del Sor. Alcalde”.
Arban desapareció en 1849 en un nuevo viaje
Tras estos vuelos en tierras gaditanas, François Arban y su esposa, Marie Bertran de Senges, se hicieron famosos. De esta manera, el 7 de octubre de 1849, repetía una nueva ascensión, esta vez en Barcelona.
Las condiciones atmosféricas y la calidad del gas pobre no eran las más idóneas, por lo que antes de partir, François Arban dejó a su esposa en tierra, siendo él el único tripulante en esta ocasión.
Tras elevarse el globo se dirigió hacia Levante y adentrándose en el mar Mediterráneo, desapareció.
Nunca más volvieron a verlo, aunque cuentan ciertas leyendas que llegó hasta África.
Ello sirvió para incrementar su fama. Pero nunca más se supo de él. En el momento de su desaparición, el aeronauta francés tenía 34 años.