Día del libro, a vueltas con García Gutiérrez

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La próximidad del Día del Libro es una ocasión para acercarse a uno de los más grandes autores chiclaneros, del que el Museo de Chiclana ha conseguido reunir gran parte de su obra literaria

Ignoro yo, que he leído sólo algunas de sus obras, cuántas personas aquí leen o han leído a García Gutiérrez. Casi mejor, perseverar, por si acaso, en esta ignorancia.

Pero llega el día del libro -en torno a éste alguna que otra actividad llevamos a cabo cada año, (también en éste tan peculiar con sus tantas trabas a tantas cosas), que no sólo de mostrar piezas se trata- y el nombre que se nos viene del tirón a la cabeza es el de Don Antonio.

El Museo ha reunido con el tiempo un amplio conjunto de sus obras

Nuestro Museo, a casi sus once años ya de existencia, es un museo aún en gestación. Y, hasta cierto punto, conviene que en ese estado de buena esperanza permanezca siempre, abierto en búsquedas al devenir, al hallazgo fortuito y no tanto, al encuentro que nos obligue incluso al ajuste del relato que ofrecemos o a su cambio.

Buena muestra de ello -aparte lo que de aumento del patrimonio cultural de nuestra ciudad implica- es lo acontecido en los últimos años con el espacio dedicado a nuestro poeta romántico. Un espacio originariamente exiguo cuando al Museo de Chiclana abrió sus puertas al público contando tan sólo con un grabado de García Gutiérrez en su ancianidad y dos ediciones antiguas -una bastante más que otra- de El trovador.

Su obra está muy presente en la exposición permanente

Las cosas… llevan su tiempo. Y hay, incluso, quienes lo comprenden.Hace escasos días, encontramos en una librería de Barcelona varias ediciones antiguas -primeras ediciones algunas de éstas- de títulos que no estaban aún presentes en la colección del Museo. Así, hemos adquirido los siguientes: El tesorero del rey (1857), Una criolla (1877), Las cañas se vuelven lanzas (1864), Afectos de amor y odio (1850), La bondad sin la experiencia (1855), el encubierto de valencia (1840), El rey monge (sic) (1857) y Juan Lorenzo (1865), obra preferida de nuestro autor dentro del conjunto de las suyas.

Estos títulos recientemente adquiridos vienen a sumarse a muchos otros títulos suyos, adquiridos en los últimos tiempos y permanentemente expuestos al público, como Crisálida y Mariposa (1872) , Venganza Catalana (1864), Urraca de Casilla (1872), o Juan de Suavia (1879), entre otras.

Además de teatro escribió numerosos libretos para zarzuelas

Pero, además de prolífico autor dramático, escribió -lo hicieron muchos consagrados autores de su época- numerosos libretos para zarzuela. De la labor suya como libretista de este género, contamos con varias obras también, tales como Azón Visconti (1858) o El capitán negrero (1865).

También recurrió, aparte la colaboración continua con músicos de su tiempo, a la traducción para su sustento, sobre todo en sus primeros años en la capital. De esta faceta suya tenemos y mostramos el Calígula de Alejandro Dumas (1839).
Aparte las ya citadas, dos publicaciones de especial interés para nosotros por lo que de reconocimiento a nuestro poeta tienen: la edición original de su Discurso de Ingreso en la Real Academia de la Lengua Española (1862) y la edición original sus Obras escogidas (1866).

También fue el traductor de “Calígula”, de Alejandro Dumas

Todo ello sin contar las ediciones de su obra que, cedidas sine die, mostramos al visitante pero que no pertenecen a los fondos propios del Museo, pues queremos dejar constancia en estas líneas del enriquecimiento progresivo de nuestro patrimonio cultural dentro de los límites estrechos que nuestras posibilidades nos permiten.
Por supuesto hay más sobre García Gutiérrez., Catálogos del Museo Arqueológico de cuando era él su director, retratos suyos -grabados, óleos,etc…-, y otras curiosidades. Y en breve… Bueno, esto mejor lo contamos en breve.

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