sábado, abril 20, 2024
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Chiclana en el Diccionario de Pascual Madoz

Madoz escribió y confeccionó el “Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones en Ultramar»

Entre 1845 y 1850, Pascual Madoz escribió y confeccionó su famoso “Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar”. Una ingente tarea que, según el propio Madoz, contó con más de “mil corresponsales colaboradores ilustrados”. Pero ¿qué nos dice el diccionario sobre Chiclana? Bastantes cosas, aunque de manera sucinta, casi telegráfica.

Así, de esta manera, nos describe la situación geográfica, el clima, las distancias entre los pueblos cercanos, el número de habitantes –21 046 almas– las parroquias y ermitas, las escuelas, el comercio, la industria, el puente de barcas en el Zurraque, las lagunas, las huertas y los caminos, las canteras y molinos de viento… Nos nombra el castillo de Sancti Petri y Santa Ana, las dos fuentes, el río y sus dos puentes, el hospital y el hospicio de san Alejandro “que da hospitalidad, así á la ancianidad desvalida como a la juventud desgraciada”. Y nos aporta un dato muy curioso: “tiene un teatro propio (…) capaz de contener 1,000 personas, bien decorado”. De nuestra historia dice: “No es Chiclana pobl. que juegue particularmente con la historia hasta los tiempos modernos, aun cuando se la suponga conocida con el nombre de Ituci en la antigüedad. La hizo célebre la sangrienta batalla que el 4 de marzo, se dio en su ter.” También refiere las dos almadrabas del término: la de la Barrosa y la de la Cueva, los esteros y campos, la exportación de cereales, vinos y aguardientes, frutas y hortalizas, y los “telares de lienzo”. Y por supuesto nombra cinco manantiales de aguas ferruginosa: el Chaparral, la Naveta, el Fontanal, Brake y Fuenteamarga. Donde más se detiene, en un segundo artículo, es en la descripción de los baños termales de Fuenteamarga, gracias a la colaboración del director médico de aquellos baños. Su descripción es densa y amplia.

En esta obra, las referencias a Chiclana son muy sucintas, telegráficas

Lo más curioso es la estadística criminal, con datos de los acusados y condenados del partido judicial, representado en un cuadro sinóptico en el que aparece un número de habitantes distinto al erróneo expresado arriba. Este segundo es más aproximado a la realidad de aquella época: 9144 almas. Según la estadística oficial Chiclana tenía una población de 9097 almas para el año 1847, y 7339 para el año 1850. A pesar de este “lapsus” no sale malparada la entonces villa chiclanera en la descripción, salvo por la aclaración que el propio Madoz pone a pie de página: “en 6 años que hemos estado procurando por todos los medio imaginable adquirir noticias para su descripción, no hemos podido encontrar una persona que nos facilite desde aquella villa. En Madrid hemos tenido que consultar á sujetos que la conocen muy á fondo, y con sus noticias y las muy importantes relativas á los baños, debidas a su digno director D. Antonio Uceda Pinel, hemos formado los dos art. de Chiclana de la Frontera, que publicamos”.

Se trata de una obra de referencia para conocer la época en que se elaboró

Esto quiere decir que todos los datos fueron facilitados por informantes o tomados o copiados de libros editados con anterioridad. Sin embargo, llama bastante la atención la nula colaboración del Consistorio, porque en el cabildo del 11 de agosto de 1845, presidida por el primer teniente de alcalde, Juan Arroyo –por indisposición del alcalde, Pedro Hernández– el secretario del Ayuntamiento, José María Araujo, leyó: “En esta sesion se vió una manifestación del Sr. Dn. Pascual Madoz redactor del Diccionario Geográfico, Estadistico, Historico, su fecha catorce de Julio ultimo y se acordó: Que se manifieste á dicho Sr. por el Sr. Alcalde que esta corporación está pronta para dar cuantas noticias se puedan ofrecer y que queda facultado el actual Secretario para facilitarlas y entenderse directamente con dicho Sr.”

Años después, volvemos a tener noticia del diccionario en la sesión de cabildo del 14 de octubre de 1850. Días antes, se había recibido una comunicación del administrador del diccionario para que el Ayuntamiento se suscribiese. La corporación “no obstante de estar convencida de la conveniencia (…) como quiera que la escases de los fondos de Propios no permiten el gasto acordó no suscribirse por ahora”. Una lástima, porque la obra es de referencia para conocer la época.

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