Suponemos que no ha sido una de esas noticias que ha causado furor y motivado mil y un debates en bares, hogares y centros de trabajo, pero, más allá de generar más o menos expectación, sin lugar a dudas se trata de uno de los anuncios más importantes para la Chiclana del siglo XXI, para el conjunto de los ciudadanos, independientemente de su lugar de residencia.
Hablamos del nuevo Plan de Emergencias Municipal, un documento que acaba de ser presentado por el Ayuntamiento y que se antoja de vital trascendencia para una localidad que, pese a los enormes, brutales, cambios sufridos en las últimas décadas, aún convive con un documento de planificación de emergencias que data de más de veinte años atrás.
Y es que, a diferencia de la práctica totalidad de los municipios de la Bahía de Cádiz e, incluso, del conjunto de la provincia, Chiclana, su término municipal, ha experimentado desde finales del siglo XX un cambio urbanístico y poblacional que ha tenido como resultado una realidad distinta.
Era vital que la localidad tuviese un Plan de Emergencias Municipal acorde a su nueva realidad
Un nuevo escenario que, ya desde hace años, venía demandado un Plan de Emergencias Municipal real, es decir, ajustado a una población que ronda los 100.000 habitantes y a un territorio que ha sido objeto de una gran metamorfosis en cuanto a zonas pobladas, espacios industriales y comerciales, centros de carácter público, o infraestructuras viarias; sin olvidar el notable protagonismo adquirido en materia turística.
Con ser importante y celebrada su redacción (ahora queda pendiente de homologación por parte de la Junta de Andalucía), hay un aspecto que, según ya ha destacado el propio alcalde, se antoja tanto o más importante que el propio plan: el conocimiento del mismo por parte del conjunto de la ciudadanía para su mayor eficacia. Y es que en un término municipal tan complejo, con zonas de viviendas en las que la actuación de los servicios de emergencias se dificulta, la eficacia del plan recae en gran medida en la colaboración ciudadana.