El río Iro cuenta en su haber con una larga historia de inundaciones como las de 1920, 1930, 1965, 1996 y 2010
Un iluso viajero llegó a decir un día que el Iro quiso ser un río. No sabía que nuestro Iro escondía una larga historia de inundaciones. Una de ellas fue la del día 9 de diciembre de 1920.
Fue tan tremenda y catastrófica que al día siguiente doce periódicos nacionales insertaban la noticia de la gran inundación sufrida en Chiclana el día anterior. Esta ha sido, junto con la riada de octubre de 1965, la de mayor recorrido en la prensa durante el pasado siglo. Con el título de “Las pérdidas son cuantiosas” decía: “En Chiclana se han hundido varias casas y otras muchas han sufrido grandes daños. Las pérdidas de ropas, mobiliario y enseres son muy grandes, y bastantes familias quedan en la miseria. Uno de los edificios que más ha padecido es el Casino. Hasta ahora se desconoce el paradero de cuatro personas, que témese hayan sido arrastradas por la corriente hasta el mar. Un coche, que procedente de Conil llegaba a Chiclana, fue arrastrado por las aguas y sus ocupantes se salvaron tras ímprobos esfuerzos. Al atardecer cesó la lluvia, y la marea baja favorece el desagüe del río desbordado hacia el mar próximo”.
Doce periódicos nacionales informaron sobre la inundación
La noticia era verdaderamente alarmante, y lo fue en consideración. Dos días después, el alcalde accidental y primer teniente, Andrés Escobar Guillén, –que coordinó todas las tareas de salvamento ayudado por el juez de instrucción–, exponía ante el Cabildo un pormenorizado informe sobre lo ocurrido, pues el alcalde Juan Fernández-Caro Mateos se vio atrapado por las aguas sin poder salir de su casa; incluso su esposa, que había salido a la calle, al ver subir el nivel del agua se refugió en casa de unos conocidos, y por ello se dio por desaparecida.
En el informe señalaba el regidor: “Las autoridades que más trabajaron y auxiliaron al exponente, fueron en primer término el digno Sr. Juez de Instrucción de este partido quien muchas veces y la mayor parte del día se encontró a caballo en los sitios de más peligro, tratando de evitar los riesgos de las personas y el daño a los intereses de los perjudicados, también prestó señaladísimos servicios el Jefe de Línea Sr. Teniente de la Guardia Civil y fuerzas a sus órdenes, como asimismo y sin previo requerimiento prestó valioso concurso el Sr. Teniente de Carabineros y sus fuerzas”. A las cinco de la tarde se presentó el general jefe del apostadero de Marina de San Fernando su “ayudante y un teniente de la Guardia Civil. Este consiguió salvar 60.000 pesetas del archivo del Juzgado y los fondos que correspondían a los depósitos judiciales”, indicaba el periódico “El Heraldo de Madrid”, el día 11.
Del mismo modo acudieron a la ciudad el gobernador civil y el teniente coronel de la Guardia Civil, jefe de la comandancia de la provincia. El general jefe de Marina envió tropas de “marinería y botes para así poder rescatar a las personas que se hallaban aisladas en las salinas”. La misma fuerza procedió “a descongestionar el cauce del río desde la tarde del día 9 y durante los dos días siguientes”.
Dos personas perdieron la vida a causa de esta tragedia
El informe continuaba diciendo: “Asimismo [resaltar] el valiosísimo concurso prestado por numerosísimos vecinos de esta [ciudad] auxiliando a los de las casas inundadas sintiendo no poder recordar los nombres de todos ellos (…) que contribuyeron al salvamento de las personas inundadas y sus intereses, si bien quiere hacer constar las pocas personas que recuerda haber visto en los alrededores de las casas inundadas socorriendo a las víctimas con graves riesgos de sus vidas, siendo estos don Manuel Gutiérrez y Gutiérrez quien no tuvo inconveniente desde el primer momento en perecer arrollado por las aguas por salvar de las casas, antigua Fonda del Correo, viuda de don Manuel Ariza Calvo y Fonda de Custodio, auxiliado por Manuel González Rodríguez (…) y Rafael Torres Gatica y otros más”. Y finalizaba solicitando a la Corporación municipal se tomase acuerdo de “eterno agradecimiento” a las autoridades militares y civiles, funcionarios y a cuantos vecinos habían prestado su importantísima ayuda en el rescate y labores de salvamento en aquel día. “Y que se comunique al Gobierno de S. M. la inmensidad de los prejuicios en los daños materiales causados en la población por el derrumbamiento del río Iro, los cuales sin el auxilio del mismo no podrán reponerse”.