martes, marzo 19, 2024
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Los gastos adicionales del puente de Isabel II

Su construcción supuso un gran esfuerzo económico para la ciudad y sus habitantes

Todavía muchos ciudadanos de Chiclana recordamos, de manera individual y social, el antiguo Puente Grande –llamado oficialmente puente de Isabel II– como un símbolo añejo de la ciudad.

Un puente que dentro de los procesos de interpretación de nuestra historia urbana tiene un significado en nuestra memoria colectiva urbanita con un antes y un después.
Antes de la riada de 1965 y después de ella, con su demolición –aunque la fuerza de la gran riada no afectó para nada su sólida construcción–.

El puente mejoró las comunicaciones con las localidades del entorno

Quizá por su tosquedad frente al Puente Chico, elegante y coqueto en su diseño, es menos añorado. Pero no menos importante para la historia de Chiclana.
No existe documentación del inicio de sus obras, aunque sí tenemos noticias en 1861 de la construcción de un puente sufragado por el Estado en sus dos terceras partes, y el resto por el Ayuntamiento, con los arbitrios impuestos a sus vecinos.

Un gran esfuerzo económico para la ciudad y sus habitantes, pero que supondría una mejora en la comunicación, interacción social y comercial, no solo entre La Banda y El Lugar, sino también con Cádiz capital, San Fernando, Jerez y Medina Sidonia.

El 20 de septiembre el entonces alcalde de Chiclana, Juan Galindo Serrano, firmaba la certificación de los gastos con los siguientes recursos: “el veinte por ciento de recargo extraordinario de la Contribución territorial 1862 (…) el ochenta por ciento de recargo extraordinario en la contribución del Subsidio Industrial y de comercio del referido año de 1862 (…) y la tercera parte del liquido importe del ochenta por ciento de los bienes de Propios enagenados”.

A principios del año 1863 el nuevo puente sillar era ya una realidad

Además, añadía “habría que invertirse en título al portador de las inscripciones nominativas procedentes del ochenta por ciento de las fincas de Propios enagenadas”.
Así, con estos importantes recursos, se cubría un total de 285.816,67 reales de vellón, la cantidad que le correspondía abonar al municipio.

A principios del año 1863 el puente de piedra sillar apoyado en sólidos estribos con un solo arco ya era una realidad. Sin embargo, aún con el puente terminado, faltaban las obras adicionales de la carretera de segundo orden de Cádiz a Málaga, más tarde nacional 340, que por Real Orden comunicaba el gobernador civil de la provincia “ de conformidad con el dictamen de la (…) Junta Consultiva ha tenido a bien aprobar el proyecto adicional remitido (…) del ingeniero jefe D. José Gutierrez Cea, cuyo importe sin contar con los diez y siete mil novecientos setenta y cuatro reales setenta y cinco centimos que en el se estampan por el cinco por ciento de gastos de la administración y dirección que no procede el abono al contratista”.

El importe total de las obras ascendía a la cantidad de 359.494,97 reales de vellón, de la que una cuarta parte tendría que ser abonada por parte del consistorio chiclanero.
Enterado de ello el Ayuntamiento, se debatió el asunto en la sesión del 1 de febrero de 1863 “ (…) y después de una detenida conferencia, considerando que estas obras adicionales son mas utilizadas para la carretera que se construye que para el Puente de cantería acordó por unanimidad se formule la mas reverente oposición a S.M. la Reyna (Q.D.G.) á efecto de conseguir de su Real munificencia –generosidad espléndida–se digne declarar que el enunciado costo (…) se sufrague con fondos del Estado, encargándose el despacho de este asunto á los Sres. de la Comisión de Hacienda, quienes estando presentes ofrecieron desempeñarlo según esta acordado”.
Sin embargo, de nada sirvieron la presentación del memorial suplicante al Gobierno de S. M. ni otros recursos que se realizaron.

Una Real Orden de 29 de julio autorizaba al Ayuntamiento “convertir en títulos al portador las Laminas de deuda intransferibles que hasta ahora le han sido entregadas por productos del ochenta por ciento de sus Propios enajenados, con el fin de (…) á que esta obligada la Villa” por el costo del nuevo puente.

Ciento seis años después, y en otras circunstancias –la riada–, un nuevo puente lo reemplazaría: el de Nuestra Señora de los Remedios.

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