viernes, abril 19, 2024
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Tarjetas de Navidad, una tradición que se va yendo

Las nuevas tecnologías han arrinconado el uso de esta manera de felicitar la Navidad

Chiclana, como otros muchos lugares del mundo, sobre todo dentro de las culturas occidentales –aunque también se ha dado el fenómeno en las orientales– ha evolucionado en sus costumbres y tradiciones. Esta se ha sumergido en el río de las tradiciones que las aguas se han llevado o varado en una lejana orilla. De esta forma, las Tarjetas de Navidad se han convertido en objeto de estudio y coleccionismo. Tienen, por tanto, un valor etnográfico, además del sentimental.

De los dibujantes y pintores más prestigiosos se encuentra el poeta, pintor, dibujante, ilustrador y escultor barcelonés, Juan Ferrándiz Castell (1917-1997). Porque Ferrándiz es, por su inigualable obra artística navideña –al margen de su polifacética carrera de escritor e ilustrador de cuentos– un icono de la ilustración española e internacional. Sus postales forman parte de nuestro patrimonio artístico-cultural.

Las Tarjetas de Navidad se han convertido en objeto de coleccionismo

Y es, sin lugar a dudas, un referente social y cultural de nuestra infancia, adolescencia y madurada juventud. Sus imágenes han ilustrado y dado luz a nuestra Navidad marcando con su estilo una época, como si de un cambio social se tratase.

El mismo cambio que fue dando paso a una nueva sociedad española a comienzo del tardofranquismo e incluso más allá de ese mismo proceso histórico, pues su producción alcanzó hasta la década de los 90, ya con la democracia consolidada en España.
En sus primeras obras, hacia 1952, reproducía figuras de belenes menos clásicos –hoy piezas codiciadas por los coleccionistas– dejando constancia de su manera original de dibujar e ilustrar.

Pero fue durante la década de los 60 cuando irrumpió con un original lenguaje plástico rompiendo moldes estéticos y forjando una identidad diferente, sin parentesco y atemporal.
Así, Ferrándiz fue dejando atrás la característica iconografía católica para dar un giro más modernista; un nuevo enfoque a las tarjetas de Navidad provocando, no solo el cambio en sus figuras, sino también en su pintura: colores, luminosidad y estilo.…

Juan Ferrándiz ha sido uno de los mejores autores de estas tarjetas

Y todo ello haciendo identificables las diferentes situaciones en que se desarrollaba el motivo, es decir, la Navidad, pero con escenas o paisajes distintos o figuras diferentes de lo que se estilaba entonces: la recreación del nacimiento de Jesús. De esta manera, y sin dejar de lado el hecho religioso, sus composiciones eran un nexo para acercarnos a un tiempo de paz a través de sus anónimos personajes de los que emanaban en su rostro –con aquellos ojos achinados– una sonrisa especial: amor universal entre los humanos, como él mismo sostenía por lema. También el pacifismo, pues se consideraba un pacifista.

Aún conservo las primeras tarjetas de la década de los sesenta, de colores más apagados; algunas de ellas con el precio marcado a lápiz, como si el propio ilustrador lo hubiese puesto en la esquina inferior del reverso y el remitente olvidó borrar con la clásica goma de nata de Milán, la misma que utilizaba el bueno de Ferrándiz durante sus creaciones.

También aquellas de los años setenta, de colores más vivos e iluminados, los tonos pasteles y, una vuelta al color más tenue en los ochenta. Las de su último periodo, en la década de los noventa: entrañables, sublimes, serenas, sin una mínima indecisión en su lápiz.
Hoy, ahora, todas ellas han quedado ancladas en mi memoria formando parte de mi universo simbólico.

La añoranza me transporta a un tiempo no tan lejano cuando Correos traía y enviaba nuestras felicitaciones de Navidad; cuando con contenida emoción, abríamos el sobre y leíamos la tarjeta de nuestros familiares y amigos que decía: “Con los mejores deseos y augurios para el año venidero. Felicidad y prosperidad”.
Hoy, ahora, sus tarjetas han quedado en nuestra sociedad como reminiscencias del pasado tras la irrupción de las nuevas tecnologías. Ellas, que han desterrado las tarjetas de Navidad, serán las que conserven su legado artístico como se conservan las obras de arte en un museo.

En la Navidad de 2007 nuestro Correo le homenajeó con la edición de un sello autoadhesivo de 0,58 euros.

Acertado y merecido homenaje para honor y gloria del maestro Ferrándiz.
Desde este espacio de “El Periódico de Chiclana”, en papel, solamente queda desearles una Feliz Navidad para todos ustedes.

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