sábado, abril 27, 2024
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El grabado limitado

El Museo de Chiclana dedica una especial atención a los grabados y su evolución

A la hora de diseñar el programa expositivo del Museo, tenemos presente dónde estamos. Qué tipo de instalaciones -públicas o privadas o mediopensionistas- acogen exposiciones temporales en la ciudad, qué perfil tienen estos espacios, qué lineas suelen seguir al programar, etc. Así, intentamos, en lo posible, complementar de modo que, entre unos y otros espacios, dejemos el menor número de lagunas por cubrir.

Una constante en estas lagunas ha venido siendo, salvo excepciones, el grabado. Una paradójica ausencia. Porque el grabado -por original pero múltiple- pretendió acercar a un público mayor la obra de arte, haciéndola asequible a personas que difícilmente podrían tener obra original y única -dibujos o pinturas, por ejemplo-. Sin embargo -he aquí lo paradójico del asunto-, el grabado es hoy, en palabras de Juan Candón -grabador y maestro de grabadores- “el gran desconocido”.

Los grabados buscaban acercar las obras de arte a un público mayor

Por esto, casi desde el principio, ha sido el grabado una constante en nuestras exposiciones, aunque este año -como bien anunció la delegada de Cultura cuando presentó el programa de Temporales para 2022- tenga un peso mayor en nuestra oferta expositiva, no sólo por el número de exposiciones realizadas en torno al grabado, sino por el hecho de hacerlas coincidir en el tiempo, y nada menos que en verano.

Varias exposiciones que tienen por objeto el grabado confluyen en estas fechas: “La imagen romántica de Andalucía. Un viaje a través de grabados del siglo XIX”, que ya comentamos en estas páginas, o las más recientemente inauguradas “Maestros del grabado contemporáneo” y “Dejando huella. Daniel gil Martín, Retrospectiva”. Tres exposiciones de grabados, pero tres exposiciones bien diversas.

Y es que, al igual que en otras artes, el siglo XX ha supuesto la eclosión de las ilimitadas posibilidades del grabado, hasta el extremo de que con semejante denominación se dicen cosas muy diferentes, a veces difícilmente identificables como semejantes o próxima por los profanos en la materia.

El Museo permite viajar desde el grabado más clásico a los más actuales

De esta diversidad procedimental -aunque no sólo- da buena cuenta la exposición “maestros del Grabado Contemporáneo, que muestra la obra de artistas de primera línea que han dedicado la mayor parte de su obra al grabado o que lo han frecuentado con solvencia más que notable. Algunos nombres, aparte el mencionado Juan Candón, ponen de manifiesto esta diversidad y esta maestría aludidas: Lucio Muñoz, Eduardo Naranjo, Antonio López, José Hernández, Paco aguilar, Teresa Duclós, Vicente arnás, Oswaldo Guayasamín, Miguel Condé, Álvaro Delgado, Montserrat Gudiol, Amalia Avia, Juan Carlos Mestre, Manuel Alcorlo, María Asunción Raventós, Josep María Subirachs, Luis garcía Ochoa, Antonio Zarco, Rafols Casamada, Pablo Rodríguez Guy, Marcoida, Zush/Evru, Juliá Mateu, Joan Ponç o Daniel Gil Martín.

A este último, hemos dedicado, en muestra monográfica, una retrospectiva de su larga trayectoria como grabador. Así, si “Maestros del grabado contemporáneo” muestra la riqueza -dada su variedad procedimental- del grabado, “Dejando huella”, la exposición íntegramente dedicada a Gil Martín, nos ofrece, en su coherencia -unidad, que no uniformidad-, una inmersión no sólo en el mundo del grabado, sino en el mundo propio del artista, en su universo de referencia, casi en su propia trayectoria vital aparte la artística.
Pocas ocasiones aquí como ésta para viajar desde el grabado más clásico del XIX hasta l a amplia diversidad del grabado en el XX y el XXI.

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