La Semana de Pasión de Chiclana se envuelve en momentos de una extraordinaria belleza; momentos únicos, salpicados de mil y una emociones, de esas que provocan que el tiempo se pare y los sentimientos afloren.
Momentos casi imperceptibles, que se muestran cuando menos se espera, que traen recuerdos que hacen brotar lágrimas inesperadas.
Momentos, casi siempre, al abrigo de esos icónicos monumentos que elevan el perfil del casco histórico, que hacen brotar los mayores silencios, que justifican largas esperas y voluntarios sacrificios cofrades.
Momentos que, aunque están ahí, a la vista de todos, a veces solo son captados en toda su plenitud por quien, como el gran fotógrafo local Pedro Leal, los persigue con extraordinaria maestría desde hace años.