REDACCIÓN/Chiclana
Tras la doble victoria ante el CN Jaén, 16 a 2 la del Albatros y 19 a 9 la del CWCH, ambos equipos se dirigen a las eliminatorias para conseguir el título. De esta manera, plasman una diferencia notoria y, lo más importante, se adueñan de los puntos en litigo que acercan a los chicos a la cuarta plaza, que pelearán en las tres últimas jornadas, y refrendan a las chicas en la primera plaza de manera momentánea, a falta de su último partido de liga regular frente al CW Algeciras.
Pese a las victorias, no fueron brillantes pues, aunque muy superiores física y técnicamente, en lo táctico no tuvieron su mejor día. Las primeras en lanzarse a la piscina del Supera fueron las chicas del Albatros, en esta ocasión dirigidas por Juanfran López, que dividió a sus jugadoras en dos equipos compensados y que estuvo prácticamente alternando en cada uno de los cuatro cuartos, manteniendo el equipo un nivel medio durante todo el partido, dejando el ‘seis’ clásico de la liga mucho más conjuntado que lo presentado en esta ocasión, para mayores y futuros retos de los que quedan por venir.
Las chicas pudieron ampliar bastante más el marcador, si hubieran estado más acertadas en los pases. Tampoco en el ataque estático estuvieron mucho más finas, con tiros mal seleccionados consecuencia del ansia y la precipitación, aunque sí estuvieron a su altura habitual en defensa.
A continuación fue el turno del CWCH, que calcaron el partido de sus compañeras de club, con un inicio fulgurante que sirvió para abrir brecha en el marcador pero que duró apenas minuto y medio. El equipo, viéndose muy superior, cayó y cometió el error de jugar con el ‘estilo’ del rival, algo que le costó, entre otras cosas, por falta de costumbre y porque no les sale por más que lo intenten. Si el primer cuarto fue mediocre, el segundo malo de solemnidad, perseverando en los mismos errores, y con un pírrico 1 a 1 de parcial, que podía haber sido aún peor si los del Santo Reino no llegan a errar una pena máxima, siendo lo único positivo el desgaste físico del rival, cada vez más preocupado de provocar y no jugar, que de hacerlo.
Los cuatro minutos de descanso sirvieron para que el equipo reaccionara, tan sólo hizo falta una mirada al marcador, que sirvió para que se lanzasen al agua con ganas de marcar las distancias.
Y dicho y hecho, las palabras mágicas fueron ‘pre’ y ‘contra’, dejando los ataques en estático para mejor ocasión.