sábado, abril 20, 2024
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Los inicios de nuestra industria turística

En 1965 se inician los planes parciales y proyectos de urbanizaciones con vistas a un desarrollo turístico reglado. Un incipiente proceso que proseguiría hasta la actualidad

El plan de estabilización de 1959 para el desarrollo de la industria y el turismo de sol y playa no alcanzó las fronteras de Chiclana durante los años sesenta, la década prodigiosa del desarrollismo. Aunque estuvo a punto. Dos proyectos urbanísticos se acogieron a la Ley del Suelo de 1956 y la 197/1963 para su declaración como Centro de Interés Turístico Nacional (CITN), pero al no cuajar ninguno de ellos, no existió un fuerte desarrollo turístico en nuestro término como ocurrió en la costa mediterránea, pues ambas leyes permitían aglomeraciones urbanas en la costa –y la montaña– con fines turísticos, con incentivos y beneficios fiscales y un sinfín de facilidades para la transformación del suelo, de rústico a urbano que pretendían, paradójicamente, evitar una desaforada construcción, cosa que no consiguió. Así, Chiclana y la costa occidental gaditana, se salvaron del boom de la construcción turística evitando la consiguiente degradación del suelo, de la naturaleza y del paisaje costero.

En 1969 se iniciaban las obras de los primeros bungalós en “Doña Violeta”

Hemos de remontarnos al año de 1965, el marcado en la historia de Chiclana como el año de la riada –la gran riada del 19 de octubre– para señalarlo como el del inicio de los planes parciales y proyectos de urbanizaciones con vistas a un desarrollo turístico reglado. Un incipiente desarrollo ya vislumbrado el año anterior y que sin solución de continuidad proseguiría en los meses posteriores a la inundación y que alcanza hasta la actualidad.
El primer plan parcial de ordenación urbanística presentado, al amparo de la Ley sobre Régimen del Suelo y Ordenación Urbana, fue el de “El cortijo de los Gallos” en una “zona aislada al Oeste de la zona o núcleo principal, sin enlace alguno con dicho núcleo en ninguna de sus redes; viario, alcantarillado, agua potable y electricidad”. El proyecto se aprobó provisionalmente por el Pleno municipal a falta de modificación y mejoras, según un informe de la Comisión Provincial de Urbanismo. Posteriormente fue aprobado de forma definitiva.
Al año siguiente (1966) la Compañía Mercantil Financiera de Inversiones, S. A., TILFISA, solicitaba al Ministerio de Información y Turismo la declaración de Centro de Interés Turístico Nacional (CITN), basado en la Ley 197/1963, del proyecto de la urbanización “Playa de la Barrosa”. El 10 de junio se publicó en el BOE dando un plazo de tres meses a la entidad promotora para la redacción de su Plan de Ordenación Urbana, pero nunca se presentó, o lo hizo fuera de plazo, pues no fue declarado CITN. Su ejecución, a partir de 1987, dio lugar a la urbanización Novo Santi Petri.

El primer plan parcial de ordenación fue “El cortijo de los Gallos”

Meses después, el 7 de noviembre de 1966, el BOE publicaba una solicitud a instancia del Grupo Técnico S. A., más tarde Delta Gaditana, –que había comprado parte de los terrenos de finca de Campano a los Salesianos–, para la declaración de CITN, al proyecto de urbanización “Los Ángeles de la Barrosa” con una superficie de 153 hectáreas situada en Chiclana de la Frontera “y cuyos límites coinciden con los marcados en el Plan de Promoción Turística aprobado por Orden de veintinueve de marzo de 1965”. Fue el primero y único CITN admitido y reconocido en nuestro término municipal, junto con otros 77 en el resto de España. Así lo establecía el decreto de 26 de octubre de 1966. Sin embargo, tampoco llegó a desarrollarse.

No fue hasta 1967, una vez encauzados los urgentes y necesarios arreglos para la mejora de la ciudad y retomado esta su pulso normal diario –sobre todo en el centro histórico y otras zonas afectadas por la riada–, cuando se presenta ante el Pleno municipal, en la sesión del 27 de mayo, el plan parcial de la urbanización “Playa de la Barrosa, S. A.”. Aceptado de forma provisional habría de someterse a deliberación, nuevamente, meses más tarde una vez subsanadas sus deficiencias. Modificado este, al año siguiente, fue aprobado en el Pleno del mes de septiembre con el nombre “Playa de La Barrosa-Doña Violeta”. En aquel mismo año de 1967, el 18 de febrero, la Comisión Provincial de Urbanismo aceptaba para su aprobación otro nuevo plan parcial en el “Coto de San José o Rincón de la Barca”, ya existente con anterioridad de la misma finca, diciembre de 1964, calificándolo como “zona turística” en el Plan General.

Chiclana se mantuvo al margen del boom de la construcción turística

Un año después, el 28 de abril, el Pleno municipal acordó aprobar el proyecto inicial del plan parcial “Pinar de los franceses”. Le siguió en el mes de mayo el de la urbanización de “Cerromolino”, el de la urbanización “Pinar Alto de La Barrosa”, y el de Recreo de San Pedro, al este de la población. En 1969 se iniciaban las obras de los primeros treinta bungalós en la urbanización “Doña Violeta”. Y finalizando el año, el 30 de diciembre, se presentaba el plan parcial del “Soto del Águila”. Así, de este modo, fueron los comienzos de nuestra primera industria, la turística.

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