Este joven panadero chiclanero ha logrado elevar el pan y los picos a la categoría de delicatessen con propuestas innovadoras y arriesgadas
No hace mucho, como le ocurriese a Galileo Galilei, lo habrían tildado de loco, de excéntrico por sus rompedoras e innovadoras propuestas en torno a uno de los alimentos más antiguos de la historia de la humanidad; no obstante, a diferencia de lo que le ocurrió al astrónomo italiano, Daniel Ramos no se ha visto forzado a desdecirse de sus ideas y, muy al contrario, se ha convertido por méritos propios en uno de los gurus del pan.
Inquieto e inmerso en un continuo proceso de investigación que le apasiona, Daniel Ramos nos atiende en su nave de Pelagatos, en la que acaba de preparar una regañá de manteca colorá y chicharrones que reaviva al más laxo y que habla al cien por cien de sus raíces chiclaneras.
«Me apasiona crear nuevas fórmulas, introducir nuevos productos de máxima calidad y, con ello, sorprender a quienes degustan mis panes y picos. Para mí no hay mayor felicidad», apunta este joven panadero chiclanero poco antes de partir a La Chanca para comprar mojama de Barbate con la que hacer panes y picos que son una auténtica experiencia gastronómica.
Y es que para este joven y arriesgado panadero chiclanero «no hay límites a la hora de crear nuevos productos».
«Nosotros funcionamos como un laboratorio, realizamos infinidad de pruebas con productos de la zona y si nos convence vamos adelante».
Daniel Ramos, que tiene como mandamientos de sus elaboraciones la utilización de harinas de primera calidad (sin aditivos y molturadas a la piedra) y procesos lentos de fermentación«, se ha ganado el respeto de las cocinas más prestigiosas de la provincia, figurando entre sus clientes y compañeros de viaje, «me gusta escuchar y atender todo tipo de propuestas», el chef del mar, Ángel León, El Faro, El Campero o Cataria, entre otros muchos.
Pimentón, mojama, caballa, tortillitas de camarones, calabaza, atún encebollado o chocos son algunos de los productos y sabores que impregnan panes y picos que, como destaca, «responden a procesos lentos de elaboración y al empleo de ingredientes de máxima calidad. No hay más».
Con el pan por montera, Daniel Ramos sueña ahora con poner en marcha un centro de I+D en torno a uno de los alimentos con más pasado, el pan.