sábado, abril 20, 2024
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El debate

Corría el año 1983 cuando un joven presidente, de nombre Felipe González, tomara la decisión de promover un debate parlamentario, cuya celebración no viene recogida por la Constitución ni por ningún otro reglamento vigente por aquel entonces, en el que el gobierno diera buena cuenta de lo acontecido durante el curso político. Si mal no recuerdo este debate, que se celebra todos los años, solo ha dejado de promoverse en contadas ocasiones, una de la mano del presidente Mariano Rajoy.

El debate siempre es bueno y es muy agradable saber que en Chiclana también se produce desde hace unos años, aunque eso si, en principio dedicado a los asuntos de ámbito local. Y digo en principio, porque en el pasado encuentro vimos a grupos políticos basar su discurso prácticamente en políticas de otros ámbitos, ya fueran autonómicos o estatales, pero claro, es un pleno municipal y cada cual establece si le interesa o no hacerlo dentro del orinal.

Era previsible que la pandemia de COVID-19 ocupara gran parte de la retrospectiva de la ciudad, sin duda un hito que no solo ha condicionado la vida municipal en su desarrollo, sino que aún lo hará durante los años venideros. Además, se trataron temas recurrentes, como ciertas infraestructuras que nunca se resuelven del todo y que todos conocemos, pero se hizo en un tono bastante sosegado, cosa que los ciudadanos agradecemos.
Disgusta bastante ver como en base a las instituciones que en este momento ocupa cada partido se desentiende de ciertos asuntos esenciales en el ámbito local, pero tampoco es nada nuevo. En la sanidad, por ejemplo, nos tocó oír el clásico “no vamos a arreglar algo que lleva mal 40 años” a lo que siempre piensa un servidor -oigan, que a la política, a los gobiernos, se viene de manera voluntaria, si les disgustaban los antecedentes… con no ocupar el poder sería suficiente- pero bueno, que son pensamientos relacionados con la vieja política, la constitucional, que supongo que no darían para un Tik Tok.

Se habló bastante del éxito de la campaña del recién acabado verano, unos números que certifican nuestros queridos hoteleros y, por supuesto, se dio un mensaje esperanzador sobre la posibilidad de recuperar la normalidad, no sabe un servidor si se referían a la nueva o vieja, con lo bueno y con lo malo que eso supusiera. Y ya puestos, no estaría de más que, dado que todos los cursos escolares vuelven a ser presenciales, y ya que las personas se reúnen con menos restricciones, nos pudiéramos volver a ver con nuestros queridos médicos, a los que echamos de menos, porque les tenemos aprecio. Lo de la normalidad debe ir por capítulos: ni los bancos nos atienden sin cita, ni en los ambulatorios dan cita con cierta cadencia y, por lo visto, ni el corpus se respeta en algunos municipios. Benditos debates.

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