martes, marzo 19, 2024
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Intrahistorias: La familia Martínez Franco

Una investigación saca a la luz algunos aspectos de esta antigua familia chiclanera

Una entrevista para el programa de Radio Chiclana F.M., “Encuentros con nuestra historia”, colgada en youtube le llevó a José Manuel Martínez Barbero, de Córdoba, a ponerse en contacto conmigo a través de correo electrónico hace apenas unos meses. José Manuel es hijo y nieto de chiclaneros. Su abuelo Andrés Martínez Esquerra contrajo matrimonio con María de la Concepción Franco Frichi. Su padre nació en El Puerto de Santa María, pero se crió en nuestra ciudad.

José Manuel quería conocer algo más de su familia en Chiclana donde su abuelo, a finales del siglo XIX y comienzos del XX, tenía viñas y bodega, y elaboraba vino. Otra parte del mosto lo vendía a diversas bodegas de Jerez. José Manuel desconocía la fecha de nacimiento de sus abuelos chiclaneros, la calle en donde vivían, y cómo se llamaba la bodega. El segundo apellido de su abuelo me era conocido, pues una de mis bisabuelas por parte paterna, también era Esquerra.

Mientras hablábamos busqué en el libro, “Burgueses y vinateros en el bajo Guadalquivir, Chiclana de la Frontera, el marqués de Bertemati y la colonia agrícola de Campano (1883-1939)”, del profesor José Marchena Domínguez, el nombre del abuelo por si estuviese incluido en él. Y hubo suerte. En la página 73 encontré en una larga lista a Andrés Martínez Esquerra como uno de los cosecheros que, en diciembre de 1901, había comprado por veinticinco pesetas, al Ayuntamiento de Chiclana, 1000 plantones de cepas “Rupestris Martin” para replantar sus viñas asolados por la terrible plaga de la filoxera. Comenzábamos bien. Después me habló de una historia que en numerosas ocasiones contaba su padre: una hermana suya, de nombre Carmen y mayor que él, fue la primera víctima de accidente de coche en Chiclana, pues fue atropellada por uno de los primeros automóviles que circulaban por nuestro municipio. De esta noticia desconocía exactamente el lugar y la fecha, pero creía que había ocurrido entre 1910 y 1912.

Luego hablamos de su padre, José Manuel Martínez Franco, nacido el 5 de enero de 1908. Estudió el bachillerato, como hijo de familia pudiente, en el colegio San Luis Gonzaga, del Puerto de Santa María, el mismo donde estuvo Rafael Alberti y del que fue expulsado el poeta unos años antes, por su mala conducta. Finalizado sus estudios en él, José Manuel comenzó la carrera de Medicina en la Facultad de Cádiz. Sin embargo, a pesar de ser un buen estudiante, tuvo que abandonarla por dificultades económicas en el negocio familiar.

Mientras me hablaba yo iba tomando notas de cuanto me comentaba. Siempre con la esperanza de poder encontrar algunos datos más para conocer su historia. Una semana después nos hablamos nuevamente por teléfono y fuimos uniendo cabos con más datos: los que yo había encontrado y los nuevos que él me aportaba, incluida unas fotografías, de las que algunas de ellas aparecen en este artículo. Así, le dije que había hallado en un padrón la calle donde vivían sus abuelos: la calle San Antonio nº 11, y que su abuela era de El Puerto de Santa María. Otro dato importante lo encontré en el periódico “La Correspondencia de España” del 2 de julio de 1911. En él aparecía la siguiente noticia: “Muerte por un automóvil. Comunican de Chiclana que un automóvil, propiedad del marqués de Bertemati, atropelló a una niña de siete años, llamada Carmen Martínez, destrozándole el cráneo. El atropello fue presenciado por la madre de la niña, desarrollándose una terrible escena. En el automóvil iban varios operarios del marqués de Bertemati. Éste indemnizará a los padres de la víctima”.

Créanme, amigos lectores, que nos emocionamos los dos. Yo conocía el triste suceso desde que entrevisté a Antonio Pallarés y a su hija Francisca para mi libro, “Campano, el cauce de la vida”. Carmen era sordomuda y estaba jugando en la calle junto con otros niños cuando el coche al pasar tocó el claxon. Todos lo oyeron menos ella que no se apartó, y así fue atropellada. Antonio añadió a su relato que el marqués castigó al coche y lo mandó colgar en una de las paredes de la cuadra vieja. Allí permaneció muchos años.

Un mes más tarde de nuestra última conversación, el doctor en Historia Francisco Glicerio Conde Mora, atendía mi petición para localizar el expediente de José Manuel Martínez en el archivo histórico de la Universidad de Cádiz. Y, efectivamente, apareció su carpetilla con su foto y solicitud de asignaturas en las que se matriculó –con 19 años– en el curso 1927-28. En 1936, al estallar la guerra civil, coincide con su paisano chiclanero, José Marín Verdugo. Desde entonces mantuvieron una gran amistad. José Manuel siguió la carrera militar y ascendió a teniente. Cada vez que volvía a Chiclana, pues estuvo destinado en diversas ciudades de España, le visitaba hospedándose en su casa. Una amistad que perduró mientras ambos vivían.

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