La salina y el estero, adaptados y labrados por el hombre, se han mimetizado de la mejor manera con este entorno
Ya han pasado más de dos años desde que nos propusimos como GRUPO IRO XXI la noble, y para nosotros necesaria, tarea de dar a conocer y difundir las características geográficas e hidráulicas de nuestro río, así como la riqueza natural que atesora en su cauce y entorno. A pesar de ello la mayor consideración al difundir su valiosa existencia la hemos dado a su historia, comprometida siempre con la ciudad de Chiclana y a los usos, buenos y malos, que ha tenido que soportar a lo largo de los tiempos siempre al servicio de tantas generaciones de hombres y mujeres que se fueron asentando en sus riberas a lo largo de más de tres mil años.
Los próximos meses, que se correspondan con el nuevo curso académico, los vamos a dedicar especialmente a definir y desarrollar itinerarios concretos desde donde podamos ir exponiendo, con detalle y rigor científico, particularidades y atributos que destaquen en el territorio y el paisaje que son atravesados por el cauce de nuestro río chiclanero.
Pensamos estudiar el rio observándolo desde tres zonas que se pueden diferenciar con claridad, la zona baja en la que el rio se confunde con la marisma, la zona media o urbana la más encorsetada y sufrida además de la que ha recibido, a lo largo de los años, las mayores transformaciones y la tercera el tramo alto donde examinaremos senderos accesibles a los distintos arroyos que fluyen sus aguas al río y escrutaremos los suelos que le proporcionan salinidad a sus aguas.
Estamos comenzando a analizar el tramo más bajo, donde el río se incrusta dentro de la marisma chiclanera, la tarea no nos está siendo fácil y el primer problema que nos encontramos consiste en la dificultad de mostrarla en su considerable magnitud .
Si enseñáramos cualquier parque natural del interior, sería fácil mostrar desde muchos lugares paisajes con montañas o cerros, con frondosos arboles y riachuelos de agua cristalina, que desde luego llamarían la atención del observador, tan solo con su visión dejaría prendado a cualquier visitante.
En nuestro caso si queremos observar el paisaje y percibir su grandeza y belleza, nos parece necesario el elevarnos sobre el nivel del suelo varios metros, para desde allí utilizando ese punto como mirador poder hacernos una idea de conjunto de lo que significa y guarda en su interior nuestra marisma.
Nuestro parque natural está conformado, adaptado a las necesidades del hombre a través de siglos
No obstante el mayor escollo con el que nos encontramos al mostrar a visitantes esta parte chiclanera del Parque Natural de la Bahía de Cádiz consiste en la necesidad de explicar su naturaleza y las formas que esta nos ofrece. Nuestro parque natural está conformado, adaptado a las necesidades del hombre a través de siglos. Sin la acción del hombre este parque natural sería evidentemente otra cosa y desde luego muy diferente a la marisma en su origen, la acción del tiempo y las mareas habrían conseguido aterrar todos sus caños y zumajos cambiando radicalmente tanto la vegetación actual como la intensa vida animal que se desarrolla en su entorno. Tan solo a modo de ejemplo, es conocido por muchos que este lugar alberga colonias muy importantes de charrancitos, cigüeñuelas y avocetas y es de destacar que este mes de Septiembre se vieron cientos de espátulas que descansaban en la marisma prestas para atravesar el estrecho, por encima de la Barrosa, camino de tierras africanas.
La salina y el estero, adaptados y labrados por el hombre, se han mimetizado de la mejor manera con la marisma natural ofreciéndonos nuestro singular paisaje y conservando sus primarias características hasta nuestros días, a pesar de encontrarse, este valioso humedal, hostigado por anchas carreteras y grandes núcleos poblacionales.
Pretendemos redactar de los “puntos de encuentro con el río” los pertinentes “cuadernos didácticos” con los que se puedan trabajar en las clases tanto de primaria como de secundaria, antes y después de realizar las visitas guiadas a los puntos de observación directamente en el campo. Más adelante podremos adaptar estos trabajos para ser utilizados por grupos de mayores y veraneantes en circuitos por grupos.
Difícilmente podremos conservar y transmitir a nuestros descendientes, los valiosos humedales que hemos heredado de nuestros mayores si no somos capaces de conocerlos y entenderlos, única manera de llegar verdaderamente a apreciarlos.