viernes, marzo 29, 2024
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El pregonero o voz pública

En siglos pasados, esta figura era de gran importancia para los ayuntamientos ya que era una manera para tener informados a los vecinos sobre aspectos administrativos, edictos, proclamas y novedades

A diferencia de estos tiempos que corren, que con un simple clic nos llega la información a raudales, mezcladas las veraces con las llamadas news fake, como un “tuto revoluto”, la figura del pregonero como voz pública nos parece antiguada y obsoleta. Y si comparamos la actualidad con otras épocas de la Historia, no muy lejanas, cuando la información era escasa, opaca y censurada, pues aún más. Y no me refiero a la censura del periodo de la dictadura franquista, conocida por muy diversos estudios e investigaciones sociales que se han realizado al llegar la democracia, sino en otros siglos pasados. Aunque también hubo épocas sin censura durante el siglo XIX y comienzos del XX. Como ejemplo paradigmático, en estos tiempos de epidemia, fue la mal llamada “gripe española” de la que diversos medios científicos divulgativos han hecho hincapié, en el centenario (2018) en cómo se le renombró “española” cuando en realidad venía de los Estados Unidos. Fue, sencillamente, porque los periódicos de la época en España, frente a los de Europa donde existía censura por la Gran Guerra, no contaban la realidad de lo que ocurría en cada país beligerante por temor a que el enemigo supiese la verdad de la pandemia.

Transmitían la información que el Concejo consideraba útil para los vecinos

Los antiguos pregoneros generalmente comenzaban su pregón con el conocido: “De orden del señor alcalde, se hace saber…” Así fue desde la Edad Media hasta hace bien poco en algunos pueblos. Pero su origen primigenio se remonta al imperio romano con los “praecones” que anunciaban, en plazas y mentideros al pueblo de Roma, las noticias de la ciudad y del imperio o bien daban a conocer edictos, órdenes y obligaciones de los ciudadanos. Es, por tanto, una profesión arcaica, hoy casi desaparecida salvo, como dije antes, en pequeños pueblos, muchos de Castilla, donde continúa existiendo esta tradición. También en ciertos barrios de grandes ciudades, como “survivals” entre lo jocoso-festivo y lo posmoderno, han vuelto a aparecer para pregonar noticias de eventos socioculturales o novedades en los comercios, similar y cercano a los pregoneros populares de antaño. Como el famoso vendedor de flores sevillano, “Quijá”, cuyo pregón recogió el padre de los hermanos Machado, Antonio Machado y Álvarez en la Ilustración Artística, en 1886. En él se menciona a Chiclana en sus primeras estrofas, que dice: “Me voy ar Puerto / Me voy a Cái. / En Chiclana, en Chiclana no hay / er riquiyo clavé”. Y más adelante: “En el carmín, / en el carmín, / Cantillana en Cantillana; / en Chiclana el Chiclanero…”

El primero del que se tiene constancia en Chiclana fue Joseph Sánchez, en 1735

Hoy, desde un aspecto más cultural, solo se pretende revitalizar o conservar esta rica tradición oral como una forma de literatura popular. Sin embargo, en siglos pasados, la utilidad del “Voz pública” era para los ayuntamientos de gran importancia; una manera para tener informados a los vecinos sobre aspectos administrativos, edictos, proclamas y novedades como la llegada de vendedores, artistas o compañías cómicas. En general, transmitían la información que el Concejo consideraba útil, necesaria o prudente –también se censuraba otras– para la ciudadanía, la inmensa mayoría iletrada y analfabeta. Así intervenía el voz pública o pregonero, generalmente hombres con voz recia, potente y ataviados con capa, gorro y trompetilla. El pregonero era elegido y autorizado por el Concejo, y en sus comienzos la tarea se le asignaba a uno de los alguaciles.

Son muchas las ocasiones que en las actas capitulares de los cabildos nos encontramos con referencias a los pregoneros y a los lugares donde emitían sus pregones en Chiclana: en la Plaza Pública, la Plazuela del sitio de la Puente, las Cuatro Esquinas de la Pescadería y en la Plazuela de las monjas. Conocemos incluso el nombre de algunos de ellos como fue el caso de Joseph Sánchez, en 1735, que pregonaba en aquel año el arrendamiento de las dehesas de los Propios de la villa como La Nava, Juan Correal, las tierras de labor de la Dehesa de El Bujeo, el fruto de la bellota de los montes de la villa, el arrendamiento de la pesca “de los dos ríos por estar al cumplirse su arrendamiento (…) como asi mismo el barco de pasage de la barca (…) que va a la ciudad de Cádiz”. También anunciaban la elaboración de los padrones del vecindario o hacían notorio a la población “de los desertores de la gente de la mar y tropa de tierra que andan por los campos (…) para que todos los vecinos puedan cuidar y celar” sus propiedades.

En la actualidad esta figura sólo pervive en algunos lugares de Castilla

En 1762, el pregonero público era Andrés Escobar, que dio voz pública, según lo acordado en cabildo, de la orden del comandante del Ejército y costas de Andalucía por la que solicitaba al Concejo y Justicia de Chiclana: “(…) saber que vecinos hay (…) en esa Villa capaces de tener Armas en caso de imbasion (…), del número de ellos para usar de la providencia que corresponde a fin de Armarlos” y enviarlos a la guerra contra Portugal.

A fines del siglo XVIII, el sueldo del pregonero público debió ser escaso. Para complementarlo el Ayuntamiento le procuraba otro trabajo anexo como medio de subsistencia. Así, el pregonero y voz pública de Chiclana, Pascual Alonso, también era el encargado de la “limpieza de plaza y de la villa”. En 1799 presentaba un memorial ante el Cabildo exponiendo que un ayudante suyo en diferentes faenas, había presentado otro con la intención de “echarme fuera de mi empleo con revaja que izo de mi sueldo de limpieza”.
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