Aunque, literalmente, la voz es el sonido que se articula y sale de la boca, metafóricamente también se ha interpretado como la forma en la que las personas se expresan. En cualquier país y circunstancia, los políticos (más sin son candidatos en un proceso electoral) tienen la necesitad de buscar el mayor número de soportes para dar a conocer sus propuestas, sus pensamientos. Donde hacer oír su voz. Tienden a abusar de presencia mediática. Convocan a la ciudadanía a insufribles actos públicos y sectoriales. Se afanan en difundir las cualidades de sus partidos, de sus programas y todas las virtudes de sus candidaturas. A veces tan insistentemente como un operador de móvil o como un “experto de seguridad”, nombre con el que ahora llaman a los vendedores de alarmas que te alarman al telefonillo a la hora de la siesta.
Sin embargo en Vox esto es diferente. Una formación que inició su andadura con el objetivo de “recoger el voto de la derecha desencantada con las políticas del PP”, del plasma de Rajoy y del distanciamiento de los medios y de la ciudadanía. Pues bien, ayer los compañeros de este grupo de comunicación trataron de recabar las primeras opiniones del partido, a nivel local, tras el nombramiento de su candidatura a las municipales. El que no quisieran hacer manifestaciones es respetable. Lo que parece inaudito es que ya adviertan que sólo harán declaraciones tras las elecciones generales, previo envío del cuestionario y tras la revisión del mismo por parte de los asesores del partido en Madrid. Oír para creer. Ni tanto, ni tan calvo.
José Antonio Medina