Casi por casualidad llegó la chiclanera Lidia de Gomar a la Halterofilia, un deporte que, curiosamente, hizo su debut en los Los Juegos Olímpicos de Atenas 1896, conocidos oficialmente como Juegos de la I Olimpiada, sin la presencia de quienes en los últimos tiempos más lo han engrandecido, las mujeres.
Amante de los entrenamientos funcionales, esos a los que se entregó tras su embarazo, Lidia de Gomar se acercó a la Halterofilia como complemento y, sin quererlo, se ha ido convirtiendo en uno de los grandes referentes provinciales, andaluces y nacionales de una disciplina de la que se acaba de proclamar subcampeona de España en categoría Máster.
“La verdad es que cuando hace apenas unos meses me acerqué al mundo de la halterofilia en ningún momento pensé que me iba a sentir tan bien practicándola y, mucho menos aún, que iba a lograr despuntar en competiciones”. “Afortunadamente”, subraya, “así ha sucedido y me siento muy feliz y cómoda practicándola”.
“LAS MUJERES ESTAMOS MEJOR DOTADAS PARA LA PRÁCTICA DE ESTE DEPORTE”
Consciente de que se trata de un deporte muy exigente, “si por algo se caracteriza la halterofilia es por el nivel de exigencia que se precisa”, la chiclanera señala que, “a diferencia de lo que se pudiera pensar por eso del peso y del esfuerzo, las mujeres nos adaptamos mucho mejor a él, ya que, sobre todo, se trata del desarrollo de las técnicas precisas”.
“Aquí”, destaca Lidia de Gomar, “el único y gran secreto es la constancia, el no desfallecer y ser algo que a las mujeres se nos da muy bien, constantes”.
Con el gran objetivo de seguir perfeccionando su técnica y, sobre todo, disfrutando de la halterofia, De Gomar tiene muy claro que quiere seguir evolucionando y, con ello, “hacer frente a los distintos retos deportivos que se me puedan plantear en el futuro”.
De lo que no hay duda es que Lidia es un ejemplo claro de que nunca es tarde si la dicha es buena.