Las cifras de población estimada en Chiclana durante los meses de julio y agosto, 221.526 y 227.705 habitantes respectivamente, pone de manifiesto la fortaleza de un destino turístico que se ha enfrentado esta temporada al que con toda seguridad ha sido el verano más complicado de su historia y que nunca hasta ahora se había que tenido que enfrentar a una crisis sanitaria provocada por el coronavirus y a sus consecuentes crisis económica y social.
Unas cifras que ponen de relieve una vez más el peso que tiene este sector productivo para la creación de empleo en la ciudad.
Chiclana ha conseguido resolver con éxito uno de los veranos más complicados de su historia reciente
Estos buenos datos, extrapolados de los volúmenes de residuos urbanos recogidos, son fruto del esfuerzo de bares, restaurantes, locales de ocio, hoteles o comercios por cumplir y hacer cumplir las normas establecidas en materia de seguridad e higiene ante el Covid-19. También las administraciones públicas han desempeñado un papel importante con la aplicación de medidas para facilitar el trabajo de todos aquellos que tienen en el turismo su principal fuente de ingresos.
También, cómo no, gracias a la actitud solidaria y responsable de la mayoría de los chiclaneros y visitantes que han sabido utilizar mascarillas, geles y distanciamiento.
Y es esta línea donde la situación actual en cuanto a contagios hace que sea más necesario que nunca redoblar esfuerzos. Estamos, o al menos así lo señalan los expertos, ante una segunda ola de propagación de una enfermedad que no se ha tomado vacaciones y que sigue esperando cualquier relajación o imprudencia para golpear de nuevo.
Del cumplimiento de estas medidas depende que Chiclana y los chiclaneros se puedan enfrentar a los difíciles meses que vienen con mayores posibilidades de salir adelante.